Viernes 16 de Diciembre de 2016
Presentación en sociedad, Museo de Usos y Costumbres...
En San Francisco
Mi pueblo tiene una historia, escrita por manos mansas...diría por allí Claudia Pagliaro. Bonachón, imagen de pueblerino, con la simpleza que enmarca a los grandes de verdad, así es Raúl Severini, enamorado de por vida de ese lugar, donde abrió los ojos a la vida y lo vió corretear por esos lares, de la niñez a la adolescencia, el Paraje San Francisco, un lugar histórico donde por allí en 1890, Don Francisco Tobal se llegaba hasta allí, San Francisco, La Encorazada, grandes extensiones de campo, las llegadas de las familias, labranza de la tierra, junto a esos fieles caballos ponían un esfuerzo descomunal.
El trigo y el maíz aportaban un matiz diferente, lleno de soles y lunas, ganarás el pan con el sudor de tu frente. El compromiso de estar el pasado domingo 11 de diciembre, por una invitación verbal de Raúl, me llegué a este lugar emblemático, Paraje San Francisco, allá por las 10 de la mañana, y por gentileza de la familia Pernigotti-Galiana. Me pude acercar al lugar, y la primera impresión, fue observar la capilla, trasponer la puerta de la Esceula N° 21, carruajes y herramientas rurales, perfectamente detalladas.
Mucha gente se dio cita allí, para confundirse en un abrazo con el anfitrión, muchas emociones encontradas. Cuando estuvieron todos reunidos, comenzó el fraternal acto, la palabra autorizada de Raúl, que dijo por ejemplo, siempre agradeciendo a todos por igual, que por allí la historia, que nosotros, que no tenemos mucha dialéctica, plasmamos en un libro, todos nuestros pensamientos.
A su izquierda estaban sus libros “Historia y recuerdos”, “Cosas del siglo pasado” y “No es cuento, cuentos de campo”. Después expresó que había sido alumno de esa escuela con buenos promedios, pero no tener ser el placer de ser abanderado.
Igual por decreto en su día especial, izó la bandera, y acompañado por dos de sus maestras, después de más de 50 años, la vida los volvió a juntar.
Después de ingresar a las aulas, y encontrarnos con distintos tipos de antigüedades, los cuadros retractando imágenes de lucha, perseverancia, constancia de los Sampaolessi, los Donatelli, y tantos otros chacareros que son parte de esta historia, recrear el “boliche” de Severini, tal cual como era en aquel tiempo, realmente una postal en el medio del campo.
La música en el “Winco”, lecturas de revistas y diarios, con más de 50 años, cámaras de cine, y fotografía, y otras tantas cosas más que son imposibles de detallar. Y como corolario de ese momento, una excelente “picada”, Raúl, Estela, sus hijos, Fernando, Natalia y Julieta, atentos en cada detalle.
Muchísimas gracias por hacerme vivir un domingo diferente, que quedará grabado en mis retinas, y guardado en mis pensamientos...
¿Mire que es lindo mi país paisano?... ¿Si usted lo viera como yo lo vi? Dirían versos del gran Argentino Luna.
SIMPLEMENTE
LUIS GARIN
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