Lunes 24 de Abril de 2017

El documental “Casa Coraggio” invitada a participar del BAFICI 2017

Alli participa Sofía Urosevich

Casa Coraggio": vida y muerte en un docuficción sin fronteras visibles.
El film cuenta la historia de un emprendimiento familiar dedicado, por varias generaciones, al servicio fúnebre en la localidad de Los Toldos, en la provincia de Buenos Aires.
La historia es bastante simple: la arqueología familiar sirve como excusa para ejecutar el arco dramático de la protagonista, y la progresión es correcta y sin pretensiones... Hasta que nos enteramos que se trata de una historia inspirada en la realidad: la familia Coraggio existe, y su empresa ancestral también. Sofía y Alejandro Usorevich existen y nos estrujan el corazón con su actuación/realidad tan genuina que nos desconcierta: desenterrar esa historia (viva) es puro mérito de Tokman y equipo.
La Competencia Argentina del 19 Bafici ofreció una sorpresa, "Casa Coraggio", de Baltazar Tokman, en la que el realizador se mete en la vida de una familia dedicada por varias generaciones al servicio fúnebre, a la que convenció de ser parte de un curioso cruce de documental con ficción, sin una frontera explícita que separe esos territorios.
El autor de "Planetario" y "I'am mad", invade esta empresa familiar de Los Toldos, en la provincia de Buenos Aires, la del título, y a caballo entre personajes que son reales y otros que son pura ficción (no se aclara cuál es cuál), plantea un retrato familiar de abuelos, padres e hijos que comparten además de un trabajo tan singular, la preparación de una fiesta de quince.
Tokman no traiciona al espectador y lo aclara, logrando un relato que gira en torno a esas dos puntas, una que habla de la vitalidad y la felicidad, la otra que expone ese ritual tanático que significa la pompa fúnebre, mostrado tal como nadie en verdad desearía ver, clave de un filme que se repetirá el lunes, a las 13.10, en el Village Caballito 8.
Télam: En tu cine anterior siempre hubo propuestas fuera de lo convencional...
Baltazar Tokman: Lo que tienen en común es la búsqueda de verdad. Creo que si uno lee lo que viene pasando en el cine los documentales se parecen cada vez mas a ficciones y las ficciones a los documentales.
En la estructura de "Casa Coraggio" se espera que aparezca la historia, que se hagan conocer los conflictos de la protagonista y continúan los sucesos y los mismos no aparecen. Es porque tiene una estructura oculta más profunda. Las tramas no se explican, se viven, están en el alma de cada personaje. En la medida que avanza, el punto de vista del director se diluye: quise que el escenario documental se transformara en un escenario de ficción y que el espectador pasara de una mirada objetiva a una comunicación hipnótica y reflexiva.
T: ¿Cómo se dio el encuentro con estos funebreros reales?
BT: Llegando a mis 40 perdimos con mi mujer un embarazo y en medio de una crisis personal me aferré mucho a la serie ¨Six Feet Under¨, fue más que una serie para mí en ese momento, fue una especie de necesidad antropológica de entender que estamos para dejar de estarlo, que si miramos con perspectiva la vida hacia atrás y hacia adelante es aterrador y al mismo tiempo muy hermoso.
T: ¿Ahí nació el formato final?
BT: Sí, pensé en ese momento en que se podía hacer una película de observación sobre una familia donde la casa velatoria y la casa familiar sean el mismo edificio, donde la vida y la muerte se encuentren en constante tensión. Pasaron los años y me invitan a proyectar mis pelís anteriores a un festival en La Plata y la programadora era Sofía Urosevich Coraggio. Cuando me ve me comenta que hace unos años habíamos cruzado unos mails por un proyecto sobre su familia de funebreros. Les propuse hacer una película sobre la historia familiar basada en los propios conflictos reales.
 T: ¿La idea clave es que la línea que separa realidad de ficción sea invisible, y que no haya manera de suponer qué está de uno y otro lado de esa frontera?
BT: Así como el neorrealismo, el naturalismo, el documental, esto es solamente una experiencia más en esa búsqueda de cierto cine que quiere retratar lo real. Se trata de acercar esos dos mundos, fundirlos, confundirlos y limar las líneas circundantes para hacer desaparecer los límites y nomenclaturas y que "Casa Coraggio" termine siendo un universo único sin fronteras. Quise que la gente al verla esté preguntándose todo el tiempo si lo que está viendo es verdad o es armado y que no tenga respuestas. Pero con el transcurso del filme esa misma pregunta termina desvaneciéndose, porque los universos se funden y ya o tiene importancia, simplemente es.
T: ¿Cómo armaron el guión?
BT: Nos reunimos con la familia y hablando con ellos identificamos los conflictos. 120 años de legado familiar, de muertos que entierran muertos. Un pueblo y sus generaciones enterrados por una familia que carga con esa responsabilidad. Un legado del cual es muy difícil desentenderse, nos fuimos con ciertos tópicos: la familia ensamblada, la tensión entre la vida y la muerte, la salud delicada de Alejandro y el interrogante: quien se hará cargo entonces de esta responsabilidad familiar si a él le pasa algo.
T: Y ¿cómo fue manejar a actores y no actores y lograr que empaten?
BT: En el caso de los no actores, es algo que uno puede ver en muchos documentales de observación. La gente al principio está más pendiente de la cámara pero quien se interpreta a sí mismo habla de sí mismo y hace de sí mismo no tiene que actuar nada y entonces la escena cobra vida sola, detrás un guión de ficción que ordenaba, que guiaba y de cada escena sabía lo que tenía que lograr y rescatar. Entonces ellos sólo seguían naturalmente su vida con la diferencia de que su living estaba iluminado por faroles y que una cámara los seguía de cerca.
T: Con improvisación, seguramente...
BT: Fue también un proceso de improvisación y constante reescritura durante rodaje. Pero el gran desafío era cómo trabajar con los actores en las escenas que son interpretadas, este es el escenario mas difícil. Porque si la actuación se nota la película se cae.
T: Hay un contrapunto entre vida y muerte, también entre Eros y Tánatos, y cierta convivencia de ambas pulsiones… ¿Esa también era una premisa?
BT: Sí, Eros (o Cupido) representa el amor irracional, los instintos más primitivos, las pulsiones de vida, mientras que Tánatos engloba los deseos por satisfacer los impulsos de destrucción y agresividad. La muerte está presente en toda mi obra. Porque la vida conlleva muerte, las familias y los núcleos familiares están dotados de esa innegable presencia. La muerte está en los cajones donde se acumula el pasado de cualquier hogar, en las fotografías en los registros fílmicos. Filmamos por eso, filmamos porque alguna vez vamos a dejar de existir, al menos en mi caso esa es una respuesta que me reconforta. Tal vez crear una empresa familiar perdurable, un legado, una responsabilidad de sangre y sostenerla en el tiempo sea la manera que encuentran algunas familias de suplantar ese anhelo utópico de inmortalidad.
T: Sofía, la protagonista femenina, se resiste a meterse en el mundo de la puesta en caja de los cuerpos, sin embargo no pasa igual con los velorios...
BT: Fue marcado. Ella observa en dos momentos de la película, en el primero sólo abre la puerta y se resiste a ver, esa toma fue filmada aparte y luego pegada en la escena de preparación del cuerpo pero no se nota. Por suerte. La construcción del personaje de Sofía sigue esa línea, ella primero se resiste al legado pero luego de pasar unos días con su familia, ver la delicada situación de su padre termina por aceptar esa responsabilidad familiar y elegirla. Las placas del cementerio son reales y Sofía es Urosevich porque lleva apellido paterno. Durante la investigación puede ver cómo la funeraria fue comiendo a la vivienda, y cómo en sus vidas está todo mezclado, un berenjenal: familia ensamblada, casa ensamblada, donde no se sabe quién es quién. Nilda es una abuela que no lo es, Alejandro, el padre, es un Coraggio que no lo es. La funeraria y la casa no tienen sus límites claros: la pileta de natación tiene forma de féretro quizás porque está construida con el mismo material con el que se construyen lápidas, las patas de la mesa donde se come son las que sostienen comúnmente a los cajones fúnebres.
 
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