Jueves 10 de Marzo de 2016
El Diario La Nación realizo una nota sobre el trabajo del Toldense Fernando Cocchi
Un libro recupera el legado de este muralista, pintor, decorador y dibujante que documentó el patrimonio cultural de esa ciudad bonaerense.
En su primer libro, Antonio Magliano en Los Toldos. Los oficios del artista y el amor a la ciudad, el investigador en patrimonio cultural Fernando Cocchi (1986) estudió la obra de un artista plástico fundamental para el patrimonio cultural de la ciudad de Los Toldos, localidad situada en el noroeste de la provincia de Buenos Aires.
¿Quién fue Antonio Magliano? Nacido en 1886 en Alberti, falleció en 1967 en Los Toldos, donde pasó gran parte de su vida. Fue muralista, pintor, decorador y dibujante. Entre las décadas de 1920 y 1960, Magliano documentó a través de sus obras el desarrollo institucional de la ciudad y la identidad de esa comunidad: produjo murales y pinturas en más de treinta casas de familia, creó el escudo municipal de la ciudad, participó en el congreso eucarístico internacional de 1934, y en todas sus pinturas reflejó las imágenes y los procesos de conformación ciudadana de su época. Cocchi analizó la producción de Magliano, clave para entender un momento de la historia argentina y bonaerense a través del arte. Su libro, que revela el valor patrimonial y cultural de esa obra, poco reconocida aún, trabaja a partir de testimonios orales y de documentos públicos hallados en instituciones municipales y en colecciones privadas, y recobra el archivo personal de Magliano, que durante años permaneció oculto: fotografías, manuscritos, bocetos, estudios y archivos fílmicos, entre otros documentos que por primera vez se ponen en circulación.
"Comencé a trabajar a mediados de 2007 buscando documentación, indagando en las hemerotecas y bibliotecas locales, en los archivos de Bragado, Azul y La Plata y en Fundación Espigas. Entrevisté a vecinos y recorrí hogares con murales para documentarlos. Me llevó mucho tiempo armar un buen archivo con el cual empezar a trabajar -dice Cocchi-. En los inicios de la investigación me di cuenta de que Magliano, pese a no ser oriundo de Los Toldos, no era un completo desconocido o un artista olvidado. Sin embargo, había falencias en ese reconocimiento: nunca estuvo muy claro quién fue, qué hizo, cuándo llegó o por qué; ni siquiera su obra era del todo conocida. Gran parte de las nociones que se tenían sobre él provenían del reconocimiento logrado por ser el creador del escudo de la ciudad y de algunas breves apariciones en la prensa local por sus trabajos de decoración. Durante muchos años Magliano sufrió una gran indiferencia por parte de la comunidad. Mi trabajo fue una forma de reinventar su figura y reconocer, en él y en su obra, un sistema de imágenes que narran la ciudad, su construcción, desarrollo y crecimiento. Traer a Magliano del olvido también es poner en discusión qué lugar ocupa el arte en la historia local, incluso qué lugar ocupan los artistas que no trascendieron más, por propia decisión o por el designio de las instituciones o el mercado."
Cocchi, que nació en Los Toldos y vivió allí hasta los dieciocho años, descubrió en Magliano un artista prolífero y "todoterreno", autor de una obra vasta, extraña y muy apreciada entre algunos habitantes de la ciudad donde nació Eva Duarte. "Descubrimos en 2007 su archivo personal. Estaba olvidado, abandonado y con serios riesgos de destrucción. Ni siquiera sus herederos tenían conocimiento de su existencia. El hallazgo fue crucial, sobre todo porque abrió el panorama y dejó entrever que Magliano no era un simple pintor y decorador, como tantas veces la prensa local se encargó de señalar. Durante largo tiempo me dediqué a clasificar e inventariar esos documentos. Desde dibujos, bocetos y estudios para mobiliarios hasta la correspondencia, manuscritos, fotografías y postales, nuevas pinturas y obras que revelaban un artista inquieto. El hallazgo se transformó en una muestra en mayo de 2011. Allí, por primera vez, se vio a un artista diferente y comprometido con el desarrollo de la ciudad. También se presentaron reproducciones en gran formato de sus murales, que solo eran de dominio privado. Se dejó de pensar en Magliano como el artista parco y distante, creador del escudo, para transformarse en un partícipe fundamental en la comunidad, a través de una mirada lúcida y documental del progreso de la ciudad." Este primer libro sobre Magliano y su obra también se interroga sobre los procesos de patrimonialización en el arte local: de qué manera se legitiman los referentes históricos, dónde están, quién los protege y, sobre todo, cómo atraviesan la historia local.
En su prólogo, el arquitecto Daniel Schavelzon, fundador del Centro de Arqueología Urbana y autor de Buenos Aires negra y Arte y falsificación en América Latina, sugiere que Magliano encontró un lugar en una época en la que todo lo referido al trabajo artístico estaba aún por hacerse: así pudo dedicarse a realizar escenografías, murales, pintura de caballete, altares de iglesia, afiches y carteles publicitarios. "Durante mucho tiempo, Magliano permaneció olvidado, opacado, demolido. Afortunadamente, la memoria tiene vericuetos insondables y, con los años, reaparecieron docenas de sus obras, y llegaron a los museos, lograron recuperarse. Ya eran un patrimonio aunque nadie lo hubiera establecido por decreto oficial, no hacía falta y por eso se guardó su producción. Estaba incorporada en la memoria colectiva, y así sobrevivió a la destrucción y al olvido."