Martes 4 de Junio de 2013
Pese a ser una de las banderas del Gobierno, el país empeora año a año en comparación con sus vecinos. En 2012 se ubicó entre los que menos trabajo formal crearon y entre los pocos en los que creció el subempleo.
La tasa de desempleo promedio de América Latina bajó de 6,7 por ciento en 2011 a 6,4 por ciento en 2013. "En la mayoría de los países hubo una tendencia moderada de reducción de la inflación que favoreció una mejora del salario medio real. Conjuntamente con el aumento del empleo esto permitió que el poder de compra de los hogares siguiera aumentando y se transformara en el principal motor del crecimiento económico", explica Jurgen Weller, Oficial de Asuntos Económicos de la CEPAL.
"Lo que se ve es un aumento del empleo en general, pero concentrado en sectores que producen bienes no comerciables. Lo cual, como señal de mediano plazo, debe ser visto encendiendo una luz amarilla en la medida en que no es sustentable, porque habla de un estilo de crecimiento que a la larga se va a basar en un desequilibrio en el sector externo, lo que va a traer problemas que nosotros en América Latina conocemos bastante bien, como el endeudamiento", afirma Osvaldo Kacef, consultor de la Oficina de la CEPAL en Buenos Aires y ex director de la División de Desarrollo Económico de la organización.
En el mismo lapso, el desempleo en Argentina se mantuvo en 7,2 por ciento.
"Si bien el dinamismo es menor que en el resto de la región, el caso de Argentina guarda algunas similitudes. Aunque 2012 fue un año bastante particular porque las restricciones en el mercado de cambios dificultaron el normal funcionamiento de la economía, por lo que implica en términos de la provisión de insumos. Además hubo un contexto de mayor incertidumbre, entonces las decisiones de empleo, que implican algún compromiso de parte de los empleadores, tienden a postergarse", explica Kacef.
Según el informe "Coyuntura laboral en América Latina y el Caribe", realizado conjuntamente por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de desempleo urbano promedio podría bajar a 6,2 en 2013. Pero en Argentina las estadísticas oficiales ya dan cuenta de un aumento del desempleo, que en el primer trimestre de 2013 ascendió a 7,9 por ciento.
Si bien esto se debe más al ingreso de gente nueva al mercado de trabajo que a la destrucción de empleo, no deja de ser un llamado de atención.
"En los últimos años -dice Kacef-, y más concretamente el año pasado, Argentina creció bastante menos que el promedio de la región, por eso no sorprende tanto que la tasa de desempleo no haya disminuido y que ahora incluso esté aumentando algunas décimas. En los últimos cuatro o cinco años ha cambiado un poco el estilo de crecimiento. Hasta la crisis de 2008 Argentina crecía con una tasa de desempleo que disminuía bastante aceleradamente, en un contexto de tipo de cambio relativamente alto y de fuerte incremento de la inversión. Esto permitía aumentar al mismo tiempo el empleo y la productividad, y mejorar los salarios y la distribución del ingreso".
"Desde la crisis -continúa-, la economía argentina empieza a recuperarse, pero con un estilo distinto, más basado en el empuje del gasto público y con una demanda de empleo del sector privado mucho menos dinámica. Creo que un poco está ahí la explicación de por qué desde el 2009 para acá la tasa de desempleo cayó mucho más lentamente, o que incluso tuvo un ligero incremento".
Así, el país se aleja cada vez más de la media regional y de los niveles que tienen los países más desarrollados de la región.
Por ejemplo, mientras que en 2007 el desempleo era del 9,3 por ciento en Brasil y del 8,5 por ciento en Argentina, en 2012 la tendencia se invirtió y pasó a ser del 5,5 en Brasil y del 7,2 en Argentina.
"El desempeño de Brasil fue bastante enigmático para nosotros porque su economía creció sólo 0,9 por ciento, pero la generación de empleo fue bastante dinámica. Más de lo que ese crecimiento moderado podía hacer esperar", afirma Weller.
"Puede ser que por alguna circunstancia en el corto plazo el empleo reaccione en Brasil con más elasticidad, pero si bien estas situaciones se pueden mantener por algún período, en el mediano plazo diría que la única posibilidad de que aumente el empleo de manera genuina y consistente es que crezca la inversión", sostiene Kacef.
La distancia de Argentina con la media regional es aún más grande si se considera el nivel de desempleo de los jóvenes que tienen entre 15 y 24 años. En América Latina está en el orden del 14 por ciento, pero en Argentina llega al 18,2, un 30 por ciento más que el promedio general.
Lo mismo se ve con el subempleo, que desciende en casi todos los países, pero crece en Argentina, donde entre 2011 y 2012 pasó de 9,1 por ciento a 9,3. Esta es una de las muestras de que el país genera cada vez menos trabajo de calidad.
"El empleo asalariado se expandió (en toda la región) un 3,4 por ciento, mientras que el trabajo por cuenta propia sólo aumentó un 1,1 por ciento. Con la excepción de la Argentina, en todos los países con información disponible el empleo asalariado se expandió más que el empleo por cuenta propia", dice el informe dela CEPAL.
El trabajo por cuenta propia no tiene las protecciones sociales de las que sí goza el empleo asalariado, por eso que el primero crezca más que el segundo supone una disminución en su calidad.
De todos modos, Argentina sigue estando por encima de la media regional en cuanto al porcentaje de trabajadores que están en blanco, y que realizan aportes jubilatorios y acceden a una cobertura de salud.
"Este año está la perspectiva de una cierta mejora del crecimiento económico en Argentina -dice Weller-, pero con varios factores de incertidumbre y claramente no se nota todavía un repunte importante del empleo".
"En la medida en que la economía vuelva a crecer puede ser que los problemas se vayan solucionando. Pero habrá que esperar porque este es un año de elecciones, entonces hay algunas particularidades de la coyuntura del caso argentino que por ahí van más allá de lo estrictamente económico", concluye Kacef.