Miércoles 13 de Abril de 2016
Su nuevo destino es Ameghino
DIARIO TIEMPO dialogó con el Padre Gabriel Ghiraldini quien dejó la Parroquia Nuestra Señora del Pilar para hacerse cargo de la comunidad católica de Ameghino.
En su lugar, se hará cargo de la comunidad católica de General Viamonte, el Cura Rodrigo Di Pietro, proveniente de General Arenales.
El Padre Gabriel dijo: “Cuando uno se va como en este caso, yo estuve tres años y tres meses y justamente la vida pública de Jesús cuando paso por tierra Santa, la vida pública fueron tres años, entonces Jesús terminó en la última cena, fue el último momento que estuvo con los discípulos. Entonces yo en la última misa que estaba celebrando tenía ese mismo sentimiento por así decirlo, de compartir con la gente el agradecimiento, en primer lugar a Dios que me permitió venir a ese lugar, conocerlo y agradecer a todas las personas que dentro de la comunidad me ayudaron.
Porque un sacerdote sólo no hace nada, necesitamos laicos jóvenes, matrimonios que nos ayuden a llegar a todos, como me pasó en este tiempo, a los enfermos, a los niños, a las familias, a los presos, a los que iban a recibir algún Sacramento ya sea comunión, confirmación, bautismo o acompañar el duelo de tanta gente cuando moría un ser querido. Así que ante todo gratitud con Dios y con la gente que me acompañó.
Esta semana estoy yendo a Florentino Ameghino, la Parroquia que se llama “La Inmaculada Concepción” que tiene su fiesta el 8 de diciembre, lugar en el cual ya estuve 4 años. Así que ya tengo gente conocida y conozco el ritmo de la comunidad. De todas maneras es doloroso irse de un lugar después de tres años, ya cuando uno conoció la gente y sabe un poquito mejor como llegar, se siente este cambio.
Acá me quedan amigos, mucha gente como en todos lados, gente maravillosa de entrega y también de la otra que a veces cuesta más pero que uno ha tratado de ser igual en el trato. En mi Ministerio creo no haber hecho ningún tipo de diferencia, porque somos humanos. Junto a la palabra gracias, va la palabra perdón porque como ser humano me puedo equivocar, me equivoqué en decisiones o en el trato con alguno o en haber en algún proyecto no haberlo terminado así que eso también a la comunidad le tengo que pedir perdón por no haber cumplido alguna de las expectativas que tenían conmigo.
Me quedaron cosas pendientes, como trabajar en la pastoral del sufrimiento, del dolor. Eso nos quedó un poco inconcluso. Y comenzar a trabajar con jóvenes. Nosotros hicimos encuentros de jóvenes entre los 15 y los 17 años aproximadamente y un proyecto para este año era bajar entre 12 y 14 años con encuentros, retiros, cenáculos similares. Eso y el grupo Scout que ya arranca si Dios quiere. Y también la catequesis familiar que está programada, hay dos matrimonios para iniciarla pero no lo puedo hacer yo, Dios quiera que se llegue a cumplir.
El Sacerdote que viene ya está al tanto, lo conversamos y lógicamente hay que dejarlo que aterrice, que se acomode. Él viene con su juventud, tiene 20 años menos que yo. Así que me cambian por un modelo 20 años más joven. Seguramente va a seguir con lo que se venía haciendo.
Sin desmerecer ninguna vocación ni profesión, si yo hubiera venido como un electricista, hubiera hecho mi trabajo y me hubiera ido y se acabó. Pero cuando uno viene como Sacerdote es distinto porque entra el plano espiritual, eso no se pierde.
Entonces ¿Qué me llevo? Como pastor me llevo toda esa gente que tuve presente o un contacto por bautismo, por comuniones, por un responso, porque lo visité en el hospital o en la clínica, o un preso que pude llegar a conocer en la Comisaría. Seguiré rezando por todos ellos. Más allá de la parte amistad, me llevo el lazo espiritual con tantas personas”.