Lunes 23 de Junio de 2014
Foro Ambiental
El viernes 23 de mayo de 2014 la ciudad de Los Toldos recibió la visita de una delegación proveniente desde Francia encabezada por el señor François Collart Dutilleul, profesor en Derecho y su colega Sarah Turbeaux, ambos representantes del programa Lascaux.
El motivo de su visita no ha sido precisamente para contemplar los atractivos turísticos de la ciudad y la región sino la preocupación de ver con sus propios ojos cómo se efectúa la producción y los impactos que tienen en el medio ambiente y la salud de la población los productos agrícolas que constituyen las materias primas empleadas en Europa para alimentar al ganado que luego forma parte de su alimentación. Y este hecho nos invita a hacernos algunas preguntas, a reflexionar sobre la situación en que vivimos como habitantes urbanos o rurales en toda la región respecto a la relación que existe entre el modelo productivo actual, los factores sociales y la salud de toda la población.
Si en Europa están preocupados por la calidad de los granos que emplean para alimentación animal por la presencia de sustancias tóxicas que impactan gravemente en la salud de la población que consume estos productos como alimentos. ¿Qué impactos tendrá en nosotros que estamos expuestos directamente a través del aire, el agua, el suelo y los alimentos a toda la gama de sustancias plaguicidas que se emplean en la agricultura? Las respuestas no están lejos, solo basta con retrotraernos unas pocas décadas en el tiempo y comparar aquel escenario con el que vivimos en el presente.
Los campos de la región estaban poblados de vida, en el más amplio sentido de la expresión, muchas familias vivían en el campo y labraban la tierra que les proveía de una variada gama de productos alimenticios y los excedentes eran comercializados en la ciudad, introduciendo en el ámbito comercial local productos de proximidad, naturales, sin conservantes, recién cosechados, más nutritivos y a más bajo costo al evitar encarecimientos por el traslado. Para el productor agropecuario este sistema productivo mixto reducía los impactos negativos de las fluctuaciones del mercado y las inclemencias climáticas al no depender pura y exclusivamente de los rendimientos de una o dos cosechas al año. Además aportaba al bien común de toda la sociedad al conservar la biodiversidad y la calidad de los recursos suelo, agua y aire, factores esenciales para el desarrollo de una buena calidad de vida de la población.
Ahora analicemos el presente, la población rural casi ha desaparecido y con ello también sus chacras y toda la diversidad de productos que en ellas se producía, desde producción de granja hasta frutas, verduras, cereales, oleaginosas, ganados y producción apícola, hoy en su lugar solo hallamos mayormente monocultivos que crecen en base a un paquete de insumos químicos, en su mayoría tóxicos para la salud y el ambiente, los que además de causar estos graves impactos resultan cada vez más costosos desde el punto de vista económico para el productor rural.
En la salud vemos con tristeza que cada día se intensifican las afecciones relacionadas con una exposición crónica a sustancias tóxicas las que a todos nos afectan a través del aire, el agua o los alimentos generando distintos tipos de cánceres, afecciones respiratorias, afecciones en la piel, trastornos en el sistema endocrino, entre otros problemas. Y vemos con aflicción que quienes los padecen con frecuencia son niños y personas jóvenes a los que les trunca la vida sometidos a tratamientos extensos y a veces, lamentablemente, en vano.
Pero no se trata de generar conflictos y producir divisiones en la sociedad, ya que los extremos nunca son positivos para la mayoría, sino de ponernos a trabajar en equipo como sociedad. Cada uno desde el área en que desarrolla su vida y sus actividades cumple un rol fundamental en la dinámica social, económica y ambiental, por eso es necesaria la participación de toda la ciudadanía, aportando ideas y experiencias pero también inquietudes y necesidades y, a partir de ello, llegar a un consenso y así buscar las alternativas que generen el menor impacto negativo posible tanto en el ambiente como en la salud de la población, solo así podremos construir las bases para un desarrollo sustentable que nos permita elevar nuestra calidad de vida.
Solo hacen falta la decisión y la voluntad de acción para cambiar la situación en que vivimos, en muestras manos y nuestras ideas está la clave para alcanzar estos objetivos.
Maricel Anahí Llopart. Técnico Universitario en Gestión Ambiental. UBP.