Lunes 6 de May de 2013
Errores que no permiten bajar los kilos de más.
Algo falla en los menús diarios si aún creyendo que se come bien no se adelgaza. Según los especialistas, cuando una persona se somete a un régimen y no logra bajar los kilos de más que pretende, existen errores de índole nutricional que merecen correcciones.
Se incorporan calorías de más sin darse cuenta
Es esencial comer de todo, cinco veces al día, y en escasas cantidades; lo mejor es cenar poco y desayunar bien.
Sin embargo, pese a que se cumplan estas indicaciones, es factible que se incorporen calorías superiores a las que necesita el organismo, o que se ignoren las cualidades de una alimentación nutritiva.
Entonces, se torna imprescindible ver lo que se hace bien y cuáles son los hábitos que promueven equivocaciones.
Comer a la misma hora con tranquilidad
Corresponde llevar adelante la siguiente premisa: comer sano y no dejarse dominar por la ansiedad porque suele provocar excesos.
Lo ideal es que todas las comidas se cumplan a la misma hora y con calma y tranquilidad.
· No frente a la computadora, de pie, ni en 15 minutos
Por ejemplo, se incurre en un desliz grave si se efectúan a diario cualquiera de las comidas frente a la computadora; lo mismo, si se hace de pie, o se destinan solo quince minutos para cada una.
· Educación ante la mesa
Cuando no se reconoce que las costumbres no son saludables, ni se sostiene una dieta equilibrada, desconociéndose cómo subsanarla, un endocrino o a un nutricionista reúnen las condiciones para marcar pautas de educación ante la mesa.
La dieta no tiene que ser para toda la vida
Si los hábitos nutricionales son buenos, se mantiene una actitud normal hacia la comida, y se eligen alimentos sanos, no habría que hacer un régimen de por vida.
· La clave: conservar el peso a largo plazo
La clave es mantener el peso a largo plazo. Para ello, no es preciso restringir siempre algún alimento sino repartirlo de manera moderada en las cinco ingestas y no olvidarse de cenar ligero y desayunar más copiosamente sin caer en exageraciones.
Cuidado con cortar hidratos o grasas y retomarlos
Tampoco hay que cortar de raíz el consumo de hidratos y/o grasas, dado que si se vuelve a comerlos-tras una dieta estricta- se engorda de nuevo.
Consumir alimentos de todos los grupos
Con el propósito de soslayar un régimen de por vida, hay que consumir alimentos de todos los grupos, pero dejar los hidratos “pesados” (pastas, legumbres, arroz) para el almuerzo y pan o galletas para el desayuno.
Eliminarlos de cuajo es una de las peores faltas que se pueden cometer, dado que contribuyen a la estabilidad de la glucosa e impiden los ataques repentinos de apetito.
No existen las dietas “milagro”; practicar ejercicios
Las dietas milagrosas jamás brindan soluciones; en cambio, para obtener un éxito duradero hay que adelgazar lentamente.
De modo simultáneo se deben practicar ejercicios de tonificación muscular; son los aliados insuperables para no recuperar el peso perdido.
Se recomiendan yoga o body pump tres veces en la semana.
Nunca pasar hambre
Los que culminan una dieta, no se benefician cayendo en la tentación de comer cuánto les apetece, ni sujetándose a los alimentos contraproducentes que más le gustan, como los dulces.
Esto no significa quedarse con hambre, es decir, lo esencial es no pasar más de tres o cuatro horas sin llevarse algo a la boca.
· Alimentos permitidos entre comidas
Los alimentos permitidos para que no asalte el apetito son: una fruta, nueces, un trozo de queso fresco, una tortita de maíz, un yogur, una rebanada de pan integral o una onza de chocolate. No añaden calorías extras y con pequeñas ingestas el metabolismo se halla siempre en funcionamiento.
No hartarse de agua para engañar el hambre
Es una mala idea atosigarse de agua para engañar el hambre. Las medidas imprescindibles diarias son dos litros de agua, y más durante el verano o si se ejecuta un esfuerzo físico.
No es apropiado tomarla excesivamente en las comidas porque se demora la digestión y el cuerpo dispone de más tiempo para absorber las calorías.
Cuando se presentan inconvenientes de retención de líquidos, no corresponde sobrepasar la cantidad de agua aconsejada ni abusar de la sal.
· Pequeños sorbos mientras se come
Lo fundamental es tomar pequeños sorbos mientras se come y optar por cantidades mayores fuera de la comida.
No a los refrescos
Un gran problema es optar por los refrescos en lugar de beber agua.
Tanto los refrescos cola como el vino agregan calorías; no es bueno adoptarlos como una costumbre diaria.
Sí a los jugos naturales
A quien no le gusta el agua, puede reemplazarla con bebidas naturales que la contengan.
Cada mañana, habría que prepararse un jugo de naranja u otras frutas y nunca elegir los envasados.
Entre horas: tomar té verde e infusiones de melisa, ya que regulan el sistema hormonal y no ponen nervioso.
Combinar alimentos
Comer solo hidratos o solo proteínas en una comida no adelgaza, si bien se facilita la digestión; no obstante, el organismo no recibe la ración de cada alimento que le es preciso.
La clave está en comer de todo y en pequeñas porciones, y dejar de lado la alimentación más calórica tal como grasas o dulces.
· Vegetales frescos
Se acepta apenas una rebanada chica de pan en cada comida y añadir siempre vegetales frescos, como una ensalada; ellos preparan los jugos gástricos para procesar el resto de la alimentación.
Hay que comer por debajo de lo que se es capaz para que el organismo use las reservas, por ende, levantarse de la mesa sin la sensación de una plena satisfacción.
Cómo proceder a medida que pasan los años
A medida que se avanza en edad el metabolismo se ralentiza y cuesta más que queme los productos alimenticios ingeridos.
· Incrementar actividad física, pasear luego de comer
Por lo tanto, el individuo tiene que moderar más las cantidades para mantenerse en peso; lo correcto es incrementar su actividad física y convertirla en un hábito diario.
Dar un paseo después de cada comida evita que las calorías se instalen; dormir la siesta, recostarse o ir a la cama tan pronto se ha terminado de cenar es lo peor para ganar peso.
· Alimentos para prescindir
No a los azúcares sintéticos, leer las etiquetas de panes, conservas y embutidos, nada de grasas, alcohol, bollería industrial ni fast food.
Sí al aceite de oliva, los frutos secos, el pescado azul o el aguacate. Los azúcares que el cuerpo necesita los proporcionan los hidratos de carbono, las legumbres y las frutas.
A quienes les cuesta prescindir de los dulces, les resta la opción de hacerlos en su casa y comprar los biológicos, sin grasas saturadas ni azúcares refinados.
No comer sin hambre
No hay que tener en la casa alimentos que tientan, sobre todo cuando no se siente hambre; frente al temor de la tentación es preferible salir a caminar o realizar otra actividad lejos del hogar.
Nunca postres a la noche
Se admite únicamente una fruta un rato antes de acostarse a fin de que el cuerpo movilice calorías.
Cómo cocinar
El aceite no debe incluirse como la principal forma de cocinar, así no se pierde peso. Tampoco abusar de la carne ni de las grasas saturadas, sino reemplazar los fritos por el horno o la cocina a vapor. Incluso muchos alimentos se comen crudos: champiñones laminados, espinacas y brócoli, entre otros.
El horno coce carnes, pescados y verduras en su propio jugo, sin cargar aceite, como no adicionar la sal al pescado.
Productos lácteos
Abandonar los productos lácteos bajos en grasa es dañino para la estructura ósea.
Además, el cuerpo quema más grasa cuando posee suficiente calcio.