Jueves 9 de May de 2013
Muchas mamás tienen un gesto instintivo para limpiar el chupete de sus hijos una vez que se ha caído al piso, y es chupar el chupete antes de devolverlo al bebé, es decir, limpiarlo básicamente con la propia boca. Dicho así podría causar impresión a muchas personas que no tienen bebés, pero entre las mamás es un gesto frecuente.
Un estudio realizado en el Hospital Infantil Reina Silvia de Gotemburgo, en Suecia, determinó que este gesto podría ayudar a que los niños no desarrollen asma ni erupciones pruriginosas en la piel.
Lo que hacen las mamás y papás con este gesto, es precisamente transmitir sus propios microbios a los hijos. Claro que en caso de gripe o resfriado podrían enfermarlos, pero si los adultos están saludables, contribuyen con este gesto a aumentar la diversidad bacteriana del sistema digestivo del niño, lo cual fortalece la inmunidad.
Otros estudios respaldan la teoría, como los que prueban que los niños de bajo nivel socioeconómico padecen de menos alergias pues están expuestos a más bacterias, al no vivir en ambientes tan higienizados y esterilizados, o las investigaciones que apuntan que al nacer por la vía vaginal los bebés contactan con las bacterias de sus madres y así están más preparados para combatir enfermedades.
El estudio llegó a 184 niños y a sus respectivos padres y madres durante tres años a través de llamadas telefónicas y exámenes. De todos los bebés observados, el 80 por ciento tenía al menos un progenitor con alergia, es decir con un antecedente genético.
En 65 casos, los padres chuparon el chupete de los hijos para limpiarlo, a veces también utilizando agua, es decir que no siempre lo limpiaban con la boca, pero sí lo hacían periódicamente. Sus hijos a los 18 meses, tras practicarles pruebas de alergia, eran un 63 por ciento menos propensos a tener eczemas que el resto de niños, y que tuvieron un 88 por ciento menos de probabilidades de padecer asma que el resto de niños.
El estudio no ha confirmado que este gesto de los progenitores sirva de protección a alérgenos comunes, como ‘la caspa de perro y de gato o los huevos y el cacahuete’. Sin embargo, la protección contra éstos también podría ser posible.
Así que ya sabes, no es para que lo hagas siempre, pero limpiar el chupete del peque de vez en cuando de esta manera, no sólo no le hará daño, sino que podría desarrollar su inmunidad.