Martes 14 de May de 2013
Como un sentimiento como la duda que es algo beneficioso fomentando el desarrollo de nuestra mente nos llega a generar inseguridad y estrés.
Como todos los sentimientos, la duda es un sentimiento positivo por un lado, pero negativo en el caso de duda patológica.
Cuando ante algo (situación o sentimiento), dudamos, ello nos obliga a pensar, valorar y decidir, gracias a lo cual nuestra mente se ejercita, se potencia y madura.
A pesar de los efectos beneficiosos de la duda, socialmente la duda está mal vista, puesto que demuestra inseguridad e indecisión en la persona que la padece.
Mirando la parte negativa del sentimiento de duda, cuando este sentimiento es patológico, se transforma en miedo, por el motivo de no poseer la mente, las herramientas necesarias para vencer los impedimentos que la vida y los que nos rodean nos generan en el día a día.
La duda también es una falta de autoestima, de creer que no se es querido, de buscar ser aprobado, aunque sea a costa de tener que esforzarse extraordinariamente, o incluso aguantar desprecios.
La duda también es una enfermedad del alma, muchas personas ante la duda, se quedan paralizados, sin ser capaces de razonar, analizar y decidir sobre una situación.
En las personas creyentes de alguna religión, la fe en la religión, que practican y creen, les genera seguridad y valor para enfrentarse a los problemas de la vida, ya que esa fe, les da fuerza y les muestra el camino a seguir.
Como decíamos unos párrafos más arriba, dudar “inteligentemente” es bueno, puesto que estimula la mente, dudar por indecisión, nos elimina la confianza en nosotros mismos, nos paraliza y nos impide el desarrollo de nuestra mente, unido a impedirnos tomar decisiones.
Si la duda nos hace investigar, pensar, decidir, desarrollarnos, bienvenida sea, se nos convierte tanto en un estímulo, como en un aprendizaje para nuestra mente en la toma de decisiones, pero cuando la duda se convierte en una cosa habitual, unida a la indecisión, esta duda nos atormenta, en lugar de hacernos pensar y desarrollar nuestra mente, nos paraliza bloqueando nuestro pensamiento, además de generar inseguridad y estrés.
La duda es beneficiosa cuando nos ayuda a experimentar y probar cosas por nosotros mismos, pero si nos bloquea dejándonos indecisos, esta misma duda se convierte en algo muy destructivo que nos genera un alto grado de inseguridad y falta de seguridad en nosotros mismos.