Miércoles 19 de Junio de 2013
Desde bien pequeños nos han educado para tener una escasa inteligencia emocional.
Nos han convencido que demostrar nuestras emociones es síntoma de debilidad, y nos han vendido la imagen de ‘tipo o tipa’ duros en el cine, en los dibujos animados, en las novelas.
Hoy en día la cosa está cambiando y nos empezamos a dar cuenta de la importancia que tienen nuestros sentimientos y su expresión en nuestra forma de actuar, de decidir o incluso de interactuar con los demás. Por que la inteligencia emocional debe ser entendida como un regalo de la evolución que nos permite adaptarnos mejor a nuestro entorno, siempre que sepamos utilizarla en nuestro beneficio.
Sin embargo, seguimos dando mayor importancia a nuestro ámbito intelectual. Nos afanamos en estudiar, en aprender, en formarnos, pero se nos olvida que la inteligencia no es solo la académica, sino que la inteligencia tiene muchas caras, y una de ellas es la inteligencia emocional.
Puede considerarse cómo inteligencia emocional a todas aquellas habilidades y aptitudes de la persona, que le permiten crear, mantener y desarrollar un adecuado entorno social, que a su vez contribuye al éxito y al bienestar de esa persona. De entre esas habilidades y aptitudes podemos citar algunas como: empatía, asertividad, comprensión emocional, saber reconocer las expresiones, autocontrol.
El término inteligencia emocional fue utilizado por primera vez en 1990 por los psicólogos Peter Salovey y John Mayer. Pero fue el bestseller Emotional Intelligencede Daniel Goleman el que impulsó este concepto en la conciencia pública.
Según los expertos, en la inteligencia emocional podemos encontrar cuatro componentes:
1 . Comprensión emocional: es decir, entender las emociones para poder integrarlas en nuestros pensamientos, decisiones y razonamientos. Para poder entender las emociones de los demás, primero debemos entender las nuestras.
2 . Percepción y expresión emocional: debemos poder expresar o dar salida nuestros sentimientos, identificar dichas expresiones para, posteriormente, poder identificarlas en los demás.
3 . Regulación emocional: capacidad de poder controlar la expresión de las emociones, tales como la agresividad, la ira, la vergüenza.
4. Facilitación emocional: capacidad de tener sentimientos correlativos a nuestros pensamientos, para que las emociones nos ayuden en la toma de decisiones.
Qué podemos hacer para fomentar la inteligencia emocional
Vamos a ver unos consejos para fomentar la inteligencia emocional que sirven tanto para los adultos, como para intentar inculcárselo a los niños:
- Lo primero y más necesario es saber nombrar y reconocer las emociones. Para ello nos podemos valer de juegos, de tarjetas, de películas, de internet.
- Una vez nombradas y reconocidas, hay que saber relacionar perfectamente los gestos y expresiones, faciales y corporales, con las emociones.
- Podemos valernos de un espejo y observarnos mientras ponemos los gestos y expresiones de distintas emociones. Eso nos ayudará en el reconocimiento de las expresiones en los demás.
- Si tratamos de enseñarle a un niño, usa elogios y recompensas cuando lo haga bien, cuando reconozca emociones, cuando controle la expresión de las mismas.
- Debemos de tener claro que las emociones están afectadas por las normas sociales, y por tanto, hay determinadas emociones que no es adecuado expresar en toda su intensidad, como en el caso de la ira o de la agresividad. Son emociones cuyas expresiones deben controlarse, aunque el sentimiento no sea algo negativo en sí.
- Llorar no es una emoción negativa, hay que desterrar esta creencia de una vez por todas. En ocasiones es tremendamente necesario como válvula de escape. Luego no debemos cohibir tampoco a nuestros hijos a la hora de que expresen sus emociones.
- Para fomentar el autocontrol, las técnicas de relajación pueden ser un buen aliado. Practicalas vos o bien con tus hijos.
- Debemos fomentar la inteligencia emocional entre nuestros hijos, ya que su utilidad para su bienestar y de los que les rodean es muy importante.