Lunes 3 de Junio de 2013
Un "thriller" evoca el semiolvidado robo de la espada de San Martín
En "El sable", el escritor y periodista Rodolfo Piovera rescata un singular hecho de la historia argentina -el robo del sable corvo de José de San Martín-, para contar, con el pulso de un thriller, la arriesgada odisea de un grupo de militantes en medio del clima opresivo desatado a partir de la proscripción del peronismo.
"El robo al sable de San Martín es una de las acciones más notables de la resistencia peronista, pero que ha pasado al olvido -dice Piovera-. Me interesaban dos cosas que reúne esa historia: el valor simbólico que tiene el robo y lo pintoresco de ejecutarlo".
El 12 de octubre de 1963, en plena prohibición del justicialismo y con la presidencia de José María Guido controlada por las Fuerzas Armadas, Osvaldo Agosto, Manuel Gallardo, Alcides Bonaldi y Luis Sansoulet, todos integrantes de la Juventud Peronista, deciden dar un golpe original: robar el sable corvo de San Martín del Museo Histórico Nacional y así reclamar el regreso a la Argentina de su líder, el general Perón, exiliado en Madrid.
CON SESGO ÉPICO
"La idea se me ocurrió estudiando esos años de la historia argentina y me pareció un buen tema para desarrollar. Primero lo pensé para una película, pero era demasiado complejo montar una filmación, así que se convirtió en un libro", cuenta el autor.
Y señala: "El relato tiene algo de épico, porque los protagonistas parten de la proscripción absoluta del peronismo como partido político y hasta como uso de la palabra Perón. Entonces, sólo pensar que en nombre del peronismo ellos van a robar la espada de San Martín es realmente una empresa quijotesca".
Piovera es escritor, periodista y profesor de Historia. Es autor de una numerosa bibliografía histórica para niños, jóvenes y adultos. En 2007 fue finalista del premio Alberto Lista de España. Colaboró, además, con las revistas El Periodista, El gráfico, Billiken, El Observador y Gente, entre otras.
"Este trabajo de Rodolfo Piovera rescata, de manera minuciosa y a través de un excelente relato muy bien escrito, un episodio puntual que puede ser tomado como paradigmático de aquella manera de pensar y actuar que caracterizó a los resistentes peronistas", dice Felipe Pigna en el prólogo del libro, publicado por Atlántida.
Y continúa: "Rodolfo nos lleva sin escalas a aquella Buenos Aires apasionante de comienzos de los sesenta, y utiliza todos los recursos de la historia total para ubicarnos perfectamente en el tiempo y en el espacio, a algunos en el dulce espacio del recuerdo, y a los más jóvenes en el interesante descubrimiento de aquellos años".
"Lo que hacen esos hombres es un desafío enorme, sobre todo en el marco de los años 60, que eran tan duros en cuanto a la represión -afirma el autor-. Hoy se juntan diez personas y pueden cortar una calle, pero en ese momento era inconcebible pensar algo así: la represión estaba presente en cualquier acto de nuestra vida. Por eso creo que el relato tiene un carácter épico".
CLIMA CORTAZARIANO
La novela hace también un guiño a Julio Cortázar, utilizando títulos de su obra para dividir los capítulos: "Todos los fuegos", "Las armas secretas", "Rayuela", "La noche boca arriba", "Deshoras", "Continuidad de los parques", "El perseguidor" y "Final del juego".
"Me parece que hay un clima cortazariano en la concepción del robo al sable -dice Piovera-. Por eso al comienzo hay un frase del "Libro de Manuel". Creo que tiene algo de eso, personajes que quieren subvertir el orden con acciones un tanto pintorescas. Y también hay una relación con el año 63, que se edita "Rayuela". El mismo año del robo se edita esa novela".
El autor explica su proceso creativo: "una vez que agoté todo lo que fue la búsqueda histórica, en hemerotecas de diarios y revistas de la época, empezó la búsqueda de los protagonistas. Para eso fui hablando con mucha gente y armándome la historia. Y cuando le encontré el camino, la novela fue andando sola".
Según Piovera, "cuando uno mira atrás todo le parece idílico, pero en los 60 la policía de Onganía agarraba a los muchachos y les cortaba los tacos de las botas y el pelo, a las chicas les estiraba la minifalda con violencia, y muchas cosas más"
"Fue una época de represión sindical, de censura cinematográfica, de prohibición de partidos. Una época muy dura que de algún modo adelanta los 70, que fueron directamente una carnicería", sentencia.