Lunes 13 de May de 2013
(Sin spoilers , no temáis.)
Anastasia Steele tiene 21 años, está a punto de graduarse en Literatura en la universidad, vive con su mejor amiga y nunca se ha enamorado ni acostado con nadie. Christian Grey tiene 27 años, es un empresario muy rico, esconde profundos traumas infantiles y disfruta de prácticas eróticas poco ortodoxas. El día en el que Anastasia y Christian se conocen... saltan chispas.
"Porno para mamás", "la trilogía erótica de la que todo el mundo habla", "un éxito entre las mujeres de Manhattan"... Se han dicho muchas cosas, buenas y malas, de Cincuenta sombras , la saga que ha catapultado a E. L. James a la fama; por eso me apeteció probarla. ¿En qué se fundaba su tremendo éxito?, ¿era un relato erótico más o aportaba algo nuevo?, ¿por qué tenía tantos fanes y detractores?, ¿de verdad bebía tanto de Crepúsculo ?, ¿hablaba en condiciones y sin tapujos de la BDSM?
E. L. James no escribe con un estilo que quite el hipo, ni ha creado una historia profunda y original, ni intenta que las tramas y sus giros tengan siempre sentido, y desde luego Anastasia es una chica para dar de comer aparte (de su subconsciente y la diosa que lleva dentro mejor no hablamos). Pero James sí sabe, en cambio, cogerte de las orejas, sentarte en la silla y no dejar que te levantes hasta que terminas el primer libro, Cincuenta sombras de Grey . El segundo, Cincuenta sombras más oscuras , peca de repetitivo, pero igualmente hay algo que te anima a leer para saber qué va a pasar en el siguiente capítulo, porque James tiene esa habilidad de las telenovelas de darte y después quitarte, de enrollarse con un mismo tema sin llegar a quemarlo, de dejarte con la miel en los labios.
Es decir, en todo momento intuyes cómo va a terminar la cosa, pero no puedes evitarlo: sigues leyendo, a pesar de esos párrafos que te saltas por aburridos o demasiado reciclados (sobran páginas). Eso no quita, claro, que vayas a leer entre resoplidos, ojos en blanco y muchas vueltas a la cabeza. Aunque precisamente eso es lo bueno que me han aportado estos dos libros: la constante reflexión durante la lectura. Qué problema tiene Anastasia con la comida, por qué cree que merece una relación en la que no es feliz, por qué disfruta tanto de un novio tan dominante y obsesivo y absorbente y celoso y controlador, por qué se asusta cuando le pide permiso a Christian para llevar ese vestido corto o quedar con sus amigos o salir a tomar una copa, por qué pide permiso, por qué se anula de esa manera, por qué una relación tormentosa de apenas unas semanas parece suficiente para decir "para siempre" o "sin ti me muero"... Me ha hecho pensar. Porque la realidad, no nos engañemos, siempre supera la ficción.
Cincuenta sombras es una saga que atrapa, excita y espanta a partes (casi) iguales. Espanta porque me parece que la autora comparte la visión romántica-anuladora de Anastasia. El comportamiento de Christian, un tipo que ha tenido una infancia horripilante, puedo llegar a entenderlo, y de hecho es un personaje que a su manera evoluciona; pero a Anastasia, que no para de involucionar, no sé todavía por dónde cogerla, sólo puedo sentir lástima por esa sombra de sí misma en la que se convierte.
El cierre de la trilogía. Entiendo el atractivo de la trilogía de James, y no voy a negar que en (una pequeñísima) parte Christian puede ser un hombre deseable, pero para explicar su éxito sólo se me ocurren tres factores: la suerte, las circunstancias literarias y una campaña de marketing de aquí a la Luna.
No voy a no recomendaros Cincuenta sombras : leedla si tenéis curiosidad, o si queréis hacer una lectura crítica, o si simplemente queréis dejaros llevar. Pero si os apetece literatura erótica más salvaje y sensual, y mejor escrita os recomiendo Las edades de Lulú (Almudena Grandes) y la trilogía La Bella Durmiente(Anne Rice).