Sábado 8 de Junio de 2013
"¡Y cuando exhales el último suspiro, sólo entonces, te darás cuenta de que tu vida no ha sido más que una minúscula gota en un océano infinito!
Argumento: ¿Puede el amor, el poder del bien incluso en la adversidad, perdurar más allá de la vida que conocemos y prolongarse a través de siglos y lugares? Seis vidas se entrecruzan aquí de forma inesperada a fin de dibujar un mundo, profético y extraño a la vez, en el que la historia se puede reescribir. Los seis protagonistas de la novela, ajenos a la trascendencia de sus acciones, tienen un papel mucho más relevante en la posteridad de lo que pueden imaginar, en escenarios tan disímiles como un viaje por la Polinesia a bordo de un galeón en el siglo XIX, la California de los años sesenta, o una isla en un futuro postapocalíptico. Todos ellos comparten un destino común, el afán de poder que se sucede una civilización tras otra, y la búsqueda del amor como salvación. David Mitchell construye una aventura épica en la que no sólo todo está conectado, sino en la que también los gestos individuales pueden llegar a ser el germen de grandes revoluciones
Crítica: "El Atlas de las Nubes" es uno de esos libros que no dejan indiferente a nadie cuando se sumerge en sus páginas, o te gusta mucho o te resulta muy difícil de leer. En mi caso pasé por las dos etapas. Leí las primeras 90 páginas y me vi incapaz de seguir con su lectura, así que lo aparqué a un lado y me decanté por otras opciones. Sin embargo la curiosidad al final pudo conmigo (soy incapaz de dejar un libro a medias, me parece un delito) y finalmente decidí darle una oportunidad. Bendito el día que se me ocurrió hacerlo. Me enganché irremediablemente a sus páginas pero sobre todo a sus personajes y descubrí ese punto literario que hace a este libro tan especial.
Porque, ¿qué pueden tener en común historias tan dispares como un viaje en el siglo XIX, una periodista en los 70 y un editor de libros de nuestra era? A través de seis personas, seis momentos históricos pasados, presentes y futuros David Mitchell va tejiendo los hilos que unen las vidas de diversas personas en diversos momentos, vidas que en ocasiones se tocan brevemente y que en otras implican una revolución histórica que marcará una era. Todas ellas tienen algo en común: una historia de amor de fondo, breve muchas veces pero intensa y lo que es más importante, una crítica directa al uso indiscriminado del miedo y el abuso del poder para controlar a las personas. Porque a través de lo mejor y lo peor de la naturaleza humana el escritor nos demuestra que todo está conectado.
El autor consigue transmitir los caracteres de sus personajes a través de sus palabras, sus acciones y sus motivaciones para convertirlos en pequeñas gotas en el océano que producen una onda en el estanque del tiempo, convirtiendo al lector en espectador ansioso por saber como continúan o terminan sus peripecias. Cada uno de ellos tiene su propio lenguaje, vocabulario y forma narrativa, es como leer seis libros por el precio de uno. Y lo hace a través de una estructura literaria eficaz y sólida: cinco historias incompletas, esa sexta historia postapocalíptica con su desenlace y de nuevo vuelve a retomar las otras cinco historias para darles cierre yendo desde la más nueva (históricamente hablando) hasta la más antigua.
Porque una de las cosas que ha hecho bien el Sr. Mitchell (una de las muchas que ha hecho en esta obra) es ese punto maléfico de "terminar" cada uno de los cinco primeros bloques narrativos con un cliffhanger que te deja con un palmo de narices pero consiguiendo que te olvides de ella en el momento en que te sumerges en la vida de un nuevo personaje.
Conclusión: nos encontramos ante una novela única y especial que es un deleite para el lector ávido de buenas historias. Una novela que cuando la leamos deberemos tener a nuestro lado papel y bolígrafo para apuntar y no olvidar todas esas grandes sentencias escritas en sus páginas que no pasarán inadvertidas a nadie.
-Lo mejor: la estructura narrativa, la forma de unir las distintas partes, unos personajes inolvidables.
-Lo peor: cuesta meterse de lleno en la primera historia, quizás sea la que menos engancha (mejora mucho en su resolución).