Sábado 22 de Junio de 2013
Enterrado en vida es una deliciosa comedia de enredos y dobles identidades del escritor inglés Arnold Bennett.
Publicada en el año 1908 y que ahora editorial Impedimenta nos ofrece en una cuidada edición que se une al menú de clásicos recuperados por esta editorial y que está formado por apetitosos platos literarios dispuestos para ser devorados.
Esta novela ha sido elogiada por autores como Jorge Luis Borges y su protagonista encarna a la perfeción la máxima de Mark Twain: ‘Es más fácil engañar a la gente que convencerlos de que han sido engañados’. Priam Farll es considerado el más reputado pintor de Inglaterra, célebre por sus cuadros sore policíacas y pingüinos. Cincuentón, rico y soltero, ya en vida se ha convertido en una leyenda y la única duda que queda por resolver es si se trata del pintor más grande que ha existido jamás, o el más grande de la historia después de Velázquez. Pero Farll tiene un grave defecto, es un tímido crónico, enfermizo, condición que le coloca en situaciones surrealistas y absurdas.
El azar le pone en bandeja una oportunidad para adoptar otra personalidad y liberarse del peso que le cargaba. Con ilusión y fuerzas renovadas se prepara para disfrutar de su nueva vida, pero se enfrentará a una ciudad dura, hostil y cruel, siendo todo mucho más complicado de lo que esperaba, especialmente cuando haga aparición en su vida la pizpireta viuda de Putney, Alice Challice, que estaba prometida en matrimonio por correspondencia con Leek.
Enterrado en vida nos hará disfrutar con un argumento que contiene giros constantes y situaciones divertidas, una lectura que se paladea página a página mientras acompañamos a su protagonista a lo largo de sus peculiares peripecias.
Después de llevar años lejos de Inglaterra, alimentando su leyenda y el misterio alrededor de su persona ya que nadie conocía su aspecto físico, regresa a su país natal de incógnito acompañado de su criado Henry Leek, un granuja empedernido que se había convertido en el sirviente perfecto y en su nexo de comunicación con el resto de la Humanidad. Pero Leek fallece súbitamente y una equivocación del médico provoca que Farll tenga un impulso de supervivencia que le lleva a intercambiar su identidad con la de su sirviente. A ojos de la opinión pública, su admirado pintor ha fallecido, provocando una conmoción entre sus compatriotas.