Lunes 24 de Junio de 2013
Una historia de amor y desencuentro en la Inglaterra de la posguerra. Una novela intensa y dramática que retrata magistralmente la hipocresía de la sociedad y los desencuentros familiares.
En 1957 Lewis Aldridge regresa a su casa, en Waterford, en las cercanías de Londres. Acaba de salir de la cárcel y tiene diecinueve años. Su vuelta provocará sensaciones encontradas y dramáticas consecuencias, no sólo en su familia, sino también en la comunidad a la que pertenecen. Esta primera novela de Sadie Jones ofrece un retrato inolvidable de un joven inocente estigmatizado por una sociedad hipócrita y hostil, y de la encarnizada lucha que emprende para escapar de sus demonios.
La novela, que está escrita en tercera persona, se divide en tres partes y un breve prólogo. El prólogo nos sitúa en la fecha actual de la historia, el año 1957 y nos presenta a su protagonista Lewis Aldridge un chico de 19 años en el momento en que está saliendo de la cárcel. Nadie le está esperando fuera, así que coge un tren y pone rumbo a su casa. Allí también conoceremos a su padre y a su esposa Alice (madrastra de Lewis). Poco a poco iremos conociendo las circunstancias que llevaron a Lewis a prisión.
En la primera parte de la novela retrocedemos en el tiempo hasta el año 1945, cuando Lewis tiene 7 años y vive feliz en Waterford, cerca de Londres, con Elizabeth, su madre. Su padre, Gilbert, ha estado varios años fuera por culpa de la guerra y esta primera parte de la novela arranca con la llegada de Gilbert de nuevo a su hogar. Entre madre e hijo se ha creado un estrecho vínculo debido a la ausencia de Gilbert, pero ambos están felices con su regreso. El niño tiene muchas ganas de preguntarle cosas a su padre, de abrazarlo, de contarle mil historias, pero desde el primer momento que se reencuentran Gilbert marca las distancias con respecto a Lewis. Nada de besos o abrazos, un simple apretón de manos es suficiente entre hombres. Silencio cuando hablan los mayores y nada de preguntas cansinas, a las que de forma seca y áspera le contesta cuando el niño se atreve a formularlas. Desde el momento en que Gilbert entra en casa Lewis se siente desplazado, pero la relación con su madre sigue siendo fuerte y al menos puede disfrutar como un niño más cuando sale a jugar con sus amigos. Todo va más o menos bien, hasta que en un terrible accidente, del que es testigo, su madre muere y eso cambia su vida para siempre. A partir de ese momento ya nada será igual para él. El niño prudente, feliz y reflexivo se va convirtiendo en alguien callado, triste y totalmente incomprendido. Gilbert no tiene idea de cómo manejar la situación y pronto busca una nueva esposa que tampoco sabrá cómo lidiar con Lewis.
La segunda parte de la novela arranca en el año 1953 y será donde descubriremos qué hizo Lewis para acabar en prisión. Veremos cómo va creciendo encerrado en sí mismo, y a la vez nos adentraremos también en la casa de sus vecinos, los Carmichael, cuyo padre de familia (Dick) es jefe de Gilbert. Dick tiene dos hijas (Tamsin y Kit) y un hogar"aparentemente" ideal, salvo para las mujeres que habitan esas paredes. Tamsin (un par de años mayor que Lewis) y Kit (un par de años menor) son dos de las niñas que jugaban con Lewis cuando todos eran más pequeños, pero tras la muerte de Elizabeth ninguno de sus amigos de la infancia sabe cómo comportarse con él, aunque para Kit, Lewis siempre ha sido especial. Lo idolatraba de niña y sigue siendo alguien especial para ella.
Y en la tercera y última parte de la novela volvemos al presente y veremos si Lewis consigue o no adaptarse a vivir de nuevo en un entorno que lo rechazaba continuamente, pero ¿valdrá la pena tan siquiera que lo intente?
Es evidente que "El rebelde" del título es Lewis, pero si os digo la verdad, a mí no me parecía en absoluto un muchacho rebelde. De hecho me ha caído muy bien toda la novela y he sentido que le comprendía mejor a él o a Kit que a cualquiera de los otros personajes que aparecen en el libro. ¿Conocéis esa canción del año del año de la pera "Yo soy rebelde porque el mundo me ha hecho así..."? Pues eso mismo es lo que ocurre con él. Su "rebeldía" es la consecuencia de convivir en un entorno cerrado, donde lo que prima es la apariencia, donde de puertas a fuera todo parece perfecto y donde ser el hijo de una mujer ¿muerta en un accidente?, que no seguía las normas de las sociedad en la que vivía cual oveja en un rebaño, es suficiente estigma para quedar marcado para siempre. Una sociedad que tolera en su propia casa cosas que de llegar a saberse podrían acabar con la estupenda imagen que tanto ha tardado en construir y pulir. Además cuando en tu propio hogar no te sientes arropado, querido o defendido, ¿qué puedes hacer? ¿No es triste llegar a pensar que estarías mejor en la cárcel que en tu propia casa?
Es posible que Lewis regresara de la cárcel con la firme idea de integrarse en el que siempre ha sido su hogar, pero ¿Y si ese hogar no perdona? ¿Y si todo el mundo te señala porque no olvida? ¿Qué oportunidades puede tener alguien que ya ha sido juzgado para siempre por un error cometido a los 17 años?