Martes 21 de May de 2013
Mientras que en la crisis de la convertibilidad el retiro de los depósitos se concentró más en la franja de las empresas, ahora parece observarse el fenómeno inverso.
Las estadísticas del Banco Central correspondientes a la captación de dinero de las entidades en el sector privado muestran con nitidez cómo en los últimos tres meses se fue desacelerando apreciablemente la tasa de incremento interanual de las imposiciones de menos de un millón de pesos, las cuales se asocian particularmente a las familias y personas físicas.
Por el contrario, los depósitos de más de un millón de pesos y dólares, que se atribuyen en general a empresas, intensificaron el ritmo de aumento en comparación con un año atrás.
Sin duda que unos y otros enfrentan realidades diferentes. No sólo por su condición, sino fundamentalmente por efecto de decisiones de política económica que abrieron los canales de fuga para los primeros, pero los cerraron para los segundos.
Las familias tienen aún presente la historia de repetidas crisis, en particular en lo referente al deterioro de su capacidad de compra por efecto de la erosión que sobre su riqueza líquida ejerce la inflación y ya aprendió que una tasa de interés por sus depósitos muy rezagada de sus expectativas de alza de precios y servicios básicos no es sostenible.
Más aún cuando resurge la escalada de la cotización del dólar libre y licúa sin aviso los pesos colocados a plazo fijo.
De ahí que de crecer los depósitos a una tasa de más de 24% en el primer bimestre, virtualmente igualando a la tasa de inflación histórica de 12 meses, se pasó a un ritmo de 21% y ahora ya perforó el piso del 20 por ciento.
Atrapados sin salida
Por el contrario, las empresas, pese a que cuentan con más recursos para protegerse de la inflación se vieron sorprendidas con cambios de política en los últimos 19 meses que llevaron a que mantengan crecientes saldos monetarios ociosos o con baja renta: el exceso de regulaciones desincentivó la inversión productiva y las trabas para repartir dividendos, en particular a los accionistas del resto del mundo, llevaron a acumular pesos en los bancos.
Ese cuadro explica que las imposiciones de más de un millón de pesos y dólares continúen elevándose a ritmo de más de 50%: en el primer tercio de este mes se acentuó a 57,8 por ciento.
De este modo, la participación de los depósitos de las familias en el sistema bancario se redujeron de casi 82% en enero de 2012 a poco más de 76,1% en la actualidad. Es decir, resignó 5,7 puntos porcentuales, de los cuales un tercio de esa baja tuvo lugar en los últimos cuatro meses.
La mala noticia es que el exceso de liquidez que tienen las entidades ante la debilitada demanda de crédito para inversión de las empresas, junto al impuesto que fijó el Gobierno con la obligatoriedad de destinar más del 10% de la cartera de los depósitos a préstamos subsidiados a las PyME, impide a los bancos elevar las tasas de interés para incentivar a las familias a quedarse en el sistema.
Aún es prematuro analizar cómo harán las entidades para recuperar la fidelidad de sus clientes minoristas, porque si bien aún continúan siendo relevantes sobre el total de los depósitos, no deja de inquietar la severa pérdida de relevancia en los últimos meses.