Martes 18 de Junio de 2013
El Indec estimó que el valor de la cesta básica de alimentos bajó 0,02% a $724,72 para una familia tipo de dos adultos y dos menores en escolaridad primaria. El indicador que agrega el costo de los servicios básicos disminuyó también 0,02%, la primera variación negativa desde agosto de 2008.
Esas modificaciones no sólo estuvieron muy alejadas de las mediciones que hicieron las consultoras privadas, sino incluso el Indec para determinar la tasa de inflación del mes. En el primer caso, alimentos midió una suba de 0,1% y en el segundo 0,7 por ciento.
De este modo, para los técnicos del Indec dejó de ser indigente aquel grupo familiar que pudo reunir ingresos superiores a $724,72, esto es que puede vivir con la compra de alimentos por $24,15 por día, esto es con $7,19 por adulto equivalente. Unos centavos menos que en abril, tras anotarse el primer abaratamiento desde mayo de 2009.
Mientras que pudo superar el umbral de pobreza el hogar conformado por dos adultos y dos menores de 8 años que obtuvo ingresos agregados por $1.652,57, a un promedio diario de $55,09 y $16,39 por adulto equivalente.
Una vez más el Indec logró romper una vieja ley de la economía que sostiene que "la inflación siempre castiga más a los sectores de menores ingresos", porque en general se vinculan con tareas remuneradas en forma fija y en actividades precarias.
Y si bien el congelamiento de algunos precios, en particular de alimentos, no ha logrado bajar la tasa de inflación oficial del rango de 0,7% por mes, al menos, para el Indec, ha resultado efectivo para los productos y servicios básicos.
Mejoras relativas
Con ese cuadro y la estimación de alza del promedio de los salarios en más de 1,5% por mes y en mayor medida para los ingresos de los trabajadores no registrados, cabe esperar que la próxima difusión de los índices de pobreza e indigencia alcance mínimos históricos.
Claro está para las cuentas oficiales, porque para los estudios privados, por el contrario, se mantiene en alza y en el rango de dos dígitos.
En este punto se advierte que no sólo saca de la pobreza y de la indigencia la suba de los salarios por arriba de la inflación, sino, primordialmente, la generación de empleos productivos. Y eso es lo que ha dejado de observarse en el sector privado.