Miércoles 7 de Agosto de 2013
"Cualquier gobierno va a encontrar esas restricciones a resolver en los próximos años y también el problema de la sucesión", planteó el historiador y economista Roberto Cortés Conde. Se trata de un problema cultural que se arrastra desde hace más de 60 años.
"El problema de la inflación no se soluciona simplemente con medidas monetarias y fiscales, como tampoco las carencias de obras de infraestructura al persistir tarifas que llevan a la destrucción del capital", resaltó el experto en su exposición magistral en la Academia Nacional de Ciencias Económicas.
"El problema del peronismo no es que combate el capital, sino que lo consume”, agregó Cortés Conde.
Como no podía ser de otra forma, el historiador comparó el ciclo actual con el de 100 años atrás, cuando la Argentina, favorecida por una relación excepcional de precios altos de sus exportaciones y bajos para sus importaciones de bienes de capital, la tasa de inversión superaba el 30% del PBI y en la última década se movió en torno a 20 por ciento.
Por eso, consideró el académico que "pensar ahora en rehacer la infraestructura con términos del intercambio que ya no serán tan favorables, y acceder a los mercados de capitales será más limitado, será más difícil".
De ahí que prenunció que "los problemas para la próxima década serán más serios, independiente del signo político que esté en el gobierno".
La restricción de la permanencia
"La pregunta que surge es si llega un nuevo político al poder, con las ideas claras sobre lo qué hay que hacer, la pregunta que se hará la población es ¿cuánto tiempo va a estar en el gobierno? Y como eso no se podrá responder, habrá que cargar con una alta tasa de descuento en las decisiones de inversión privado", planteó Cortés Conde.
"Esto que ocurre, de llegar a la primera década del Siglo XXI con los mismos problemas que un siglo antes no es un problema atribuible sólo a este gobierno. Algo está pasando en este país para que la inflación perdure tanto tiempo. Es algo más complejo que un tema monetario y fiscal que aparece después de la Segunda Guerra Mundial", destacó el académico.
"Sin duda se trata de algo que está en el ciclo argentino, donde el Banco Central, a diferencia del resto del mundo, salvo excepciones, fisco dependiente", explicó el economista. Es decir se ha convertido en una fuente clave del financiamiento del exceso de gasto público.
Frente a este escenario, el rol de la política no deja de ser relevante, porque "el problema de la sucesión lleva a una lucha salvaje dentro del peronismo para ver quién sucederá al presidente. Esto no es nuevo, porque la estabilidad política se logra cuando ocurre la alternancia ordenada entre partidos, mientras que en la Argentina cada vez que se presentó esa posibilidad se vivió como un camino al borde del precipicio", observa el historiador.
Insustentable pero durable
Pero la situación aparece como más grave porque "el kirchnerismo partió de una audacia enorme y autoritaria y una visión particular de lo que es el poder, que se da en una situación de gran desorden y anarquía, en el que el soberano (el pueblo) decidió transferir el poder a uno sólo, pero no es reversible", dijo Cortés Conde.
Así se llega a una "situación con grandes desequilibrios macroeconómicos, que no son sostenibles, pero la cultura argentina se mueve con un realismo mágico que cree que esto se puede sostener, como la vuelta de la inflación, pero que finalmente lleva a crisis extremas, como la del 2001, lo cual no parece comprensible por qué hay que llegar a ese extremo", concluyó el catedrático.