Jueves 6 de Junio de 2013
Opinion – Nestor Colli
Una señora estaba en la estación de tren esperando para viajar, le informaron que su tren tenía un retraso de una hora. Con fastidio, se compro una revista, un paquete de galletitas y agua mineral. Se sentó en un banco, a la espera de su tren.
Mientras ojeaba la revista, un joven se sentó a su lado y comenzó a leer un diario. De pronto, sin decir una sola palabra, estiro la mano, tomo el paquete de galletitas, lo abrió y comenzó a comer, la señora se molesto un poco; no quería ser grosera pero tampoco pasar por sonsa. El muchacho siguió comiendo galletas tras galletas y a cada una que el muchacho llevaba a su boca las miradas y las sonrisas cada vez mas irritantes de la señora, por fin llego el tren la señora subió al mismo y desde la ventanilla, vio al muchacho sentado en el anden y pensó, “¡que intolerante y maleducado”! ¡Que será de nuestro mundo! Pasó un rato y sintió su boca reseca por el disgusto, abrió su bolso para sacar la botella de agua y se quedó estupefacta cuando encontró allí, su paquete de galletas intacto.
Cuantas veces nuestros prejuicios y decisiones apresuradas nos hacen valorar erróneamente a los demás y cometer grandes equivocaciones de tiempo y alterándose, no se consigue jamás lo suficiente; pero siendo justo, cediendo y observando a los demás con una simple cuota de serenidad, se consigue mas de lo que se espera.
¿Y si lo ponemos en práctica?
Así lo pienso yo.
Néstor Osvaldo Colli – 7.642.675