Miércoles 23 de Marzo de 2016
Con pedido de publicación – Nestor Colli
Escribo esta nota de reflexión ya que un amigo me dijo: ¿Sabes que leí una nota tuya del amor y porque no expresarlo a los padres? Fui y le di un abrazo y llore junto a mi papá.
Me siento feliz y me agradeció, pero el verdadero agradecido soy yo con mi amigo que leyó e interpreto lo que escribí. Hoy ese momento me hace escribir nuevamente de los viejos.
Cuánto y qué importante son en nuestra vida los viejos. Todos vemos en ellos muchísimos defectos, vemos los viejos de nuestros amigos como que son mejores que los nuestros, y vemos que aquellos padres que les dan el auto a su hijo menor o le compra la mejor ropa son los mejores. Tomamos a nuestros viejos laburantes como algo de menor valor o un ¿Por qué yo no tengo todo lo de mi amigo?
Nos damos cuenta pasando un tiempo prudencial que los viejos nos daban la vida, en cada acto diario. No nos dábamos cuenta que los viejos tomaban mate con pan, no siempre pan y nos decían: Ustedes coman que nosotros tomamos mates por la dieta o para no engordar. Para sentirse mejor, y en verdad se sentían mejor porque los hijos comían.
La sonrisa de mamá cuando nos compra una zapatillas nuevas que las conseguía con el esfuerzo de trabajar en la limpieza de la casa del "señor tal" que mal le pagaba, cuando pasa el tiempo y vemos que los mejores padres son los que tenemos y que no son esos padres que todo lo demuestran con dinero y no viven el día a día de los hijos dan todo lo que ellos, con esfuerzo, pueden. Pero lo que no dejan nunca de hacer es estar siempre juntos y más cuando los necesitamos.
Pensando en voz alta.
P/D: Gracias amigo por leerme.
Néstor Colli
