Miércoles 24 de Abril de 2013

Cuando ser fuerte es la única opción

Todos nos encontramos con situaciones que no podemos resolver. ¿Qué hacer? ¿Darnos cabezazos contra la pared? si lo hacemos, ésta no se moverá y en cambio sí resultaremos bien descalabrados. Lo mejor será que, al encontrarnos con un agrio limón lo convirtamos en una apetitosa limonada.

¿Alguna vez ha tocado fondo en su vida? 
¡De pronto sí, de pronto no!
Lo cierto del caso es que cuando se llega hasta abajo y se está justo en lo más profundo de su ser, usted se enfrenta a dos alternativas:
La 1a. - “Echarse a morir”.
La 2a. - Impulsarse con los pies para salir a flote.
¿Saben algo? 

La salida número “1” suele ser la más ‘fácil’ o ‘cómoda’. Y es que solo tiene que quedarse lamentándose por la cruel situación por la que atraviesa y esperar que todo el mundo lo compadezca.

La segunda propuesta, la más difícil de asumir, es la que le hace conjugar el verbo “ser fuerte en primera persona”.
Échele cabeza y comprenda que, en muchas situaciones, ser fuerte no es una opción: ¡Es la única! 
Por algo se dice que de las debilidades surgen las mayores fortalezas. Lo que pasa es que usted no sabe qué tanta resistencia tiene en su ser, ni mucho menos se ha atrevido a demostrárselos a los demás.

Si no escala montañas, nunca podrá ver más allá de sus narices. Y aferrado a esta frase, que nace de la sabiduría popular, se podría decir que la única derrota que puede sufrir en la vida es la de ceder ante las dificultades, y, peor aún, abandonar la lucha.
Nos suele suceder a todos. Solo hasta que la crisis toca a nuestra puerta es cuando entendemos que debemos ser fuertes.
Y, además, es preciso comprender que cualquiera que sea la crisis, nunca podemos destruir  las flores de la esperanza.
Así las cosas, se podría decir que es usted, y solo usted, quien en su corazón encuentra el triunfo o la derrota.

Suena fácil en la teoría, pero difícil en la práctica.
¿Qué hacer?
Podríamos responder que, ante una crisis no hay que quedarse en la lamentación; es mejor poner punto final y pasar la hoja.
¡Claro! ante una crisis, nada será lo mismo. Ni usted ni el entorno al que regrese será igual, porque en la vida nada se queda quieto y nada es estático.
Lo cierto es que se debe continuar. Es casi que un asunto de salud mental, de amor por usted mismo y, sobre todo, de desprenderse de lo que ya no está en su vida. 
No necesita de nadie: ni una persona ni un lugar ni un trabajo; nada es vital para vivir, excepto el agua potable.

La verdad fue que cuando usted vino a este mundo llegó sin adhesivos y, en el fondo, tiene que desprenderse de tanta basura que se le pega a la piel.
Eso es crecer y, por supuesto, solo así se puede salir a flote.
Recuerde: es necesario buscar la sabiduría del corazón. En la medida en que crecemos por dentro, nos volvemos humanos y nos acercamos más a Dios.
Mejor dicho: crecer por dentro y superarnos después de estar en el piso es una aventura que vale el esfuerzo. Entre otras cosas porque ser fuertes es, con relativa frecuencia, la única opción que tenemos.

 

En las situaciones más difíciles que toquen a su puerta, busque la fortaleza por dentro de su ser. 
Aunque no lo crea usted tiene muchas reservas para salir adelante, solo que no las ha descubierto. 
Cuando lo haga, verá como le fluye un inusitado ánimo, un optimismo y una vitalidad que le harán renacer de entre las cenizas.

Los grandes cambios no requieren de grandes esfuerzos, en pequeños giros podrá encontrar un cambio de rumbo.

Voluntad
Un adicto a las drogas empezó a decir: “Señor, quíteme el deseo, aleje de mí el gusto por lo que es indebido; que lo que a usted no le guste, a mí tampoco”.
Y le fue concedida esa gracia y, por ende, logró abandonar ese vicio. A veces lo que falta es voluntad para actuar y suficiente convicción para pedirle a Dios lo que realmente necesitamos. El Altísimo tiene poder y bondad para darnos mucho más de lo que nos atrevemos a pedir o a desear.

VIVIR EN PAZ
El hombre moderno no sabe vivir en paz, teme al amor y no se atreve a ser libre. Se pasa la vida preparándose para un tiempo inexistente, colecciona necesidades falsas, acumula deseos, transporta temores y atraviesa los meses celebrando años. Vacío de sabiduría, acumula toneladas de información estéril y cuando de pronto decide poner los pies sobre la tierra, no sabe qué hacer. La mitad de la gente empieza cada vez de cero, y la otra mitad se prepara para algo que nunca vivirá.

SINGULAR MULTA
El desaparecido Papa Pío X, cuando solo era un sacerdote de pueblo, estableció una multa en el comedor de su iglesia para el que hablara de cosas tristes o preocupantes durante la comida. 
¡Consistía en una multa de cerca de 5 mil liras! 
Según decía, con la plata que se recogiera, él compraría las
drogas para combatir las úlceras que se forman en el estómago de quienes oyen durante la comida noticias alarmantes.

Mosca & abeja
La mosca va de basurero en basurero recogiendo microbios en sus patas. Luego va y las deposita en los alimentos de las familias, infectando todo lo que encuentra.
No pasa lo mismo con la abeja que, en cambio, va de flor en flor recogiendo polen y néctares.
Al final, ella esparce fecundidad en las plantas y trae miel rica para los humanos. 
¿Es usted una ‘persona mosca’ 
o una ‘persona abeja’?

Si fallamos…
Dos cosas no hay que hacer nunca cuando se comete una falla: desanimarse o dejar de luchar. Hay que utilizar la cabeza y aprovechar los errores para corregirse. No dejarse dominar por la tristeza, porque ella no trae bienes sino males. Muchas victorias pueden venir después de una derrota.


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