Miércoles 5 de Junio de 2013
Todo cuanto vive y evoluciona es energía
¿Alguna vez nos hemos preguntado que significa la Vida? ¿La podemos identificar con el ser que llamamos Dios? ¿Como podemos conocer y comprender esta Vida sabiendo que es Energía?
La gran mayoría de científicos únicamente se interesan en aquello que pueden demostrar. Sin embargo desde hace algún tiempo están investigando fuerzas invisibles al ojo humano. Esto indica que se están adentrando en zonas ocultas donde ni el ojo físico ni sus instrumentos de laboratorio pueden demostrar lo que allí existe por no pertenecer al plano físico denso.
Desde que se produjo la liberación del átomo la ciencia ha penetrado en zonas donde hasta el momento no le era permitido acceder, descubriendo los secretos de la materia y develando sus misterios. Sin embargo todavía no reconoce la realidad de los mundos invisibles. Cuando lo haga, podrá demostrar al mundo que la muerte no existe tal como la entendemos. Que después de la muerte del cuerpo físico existe una continuidad para el alma, el verdadero ser que habita la forma.
Al hacernos estas preguntas, quizás sea muy osado el querer saber y aún más, conocer la Vida o la fuente de donde proviene, pues ello es imposible.
Sin embargo existe un sistema de acercamiento que nos puede dar una ligera comprensión si somos observadores atentos, si sabemos ver las analogías entre lo mayor y lo menor, entre el Macrokosmos y el Microkosmos, aunque de momento únicamente podamos comparar con lo externo.
De nuevo nos preguntamos ¿Como podemos -al menos intuir- la presencia de esta Vida? Los artistas y místicos de todas las épocas siempre han reconocido a Dios en la Naturaleza.
Cuando la Ciencia y la Religión se complementen surgirá en las mentes y los corazones de la humanidad una nueva concepción de la Realidad.
La ciencia ha dado al mundo información cósmica y microcósmica sobre las energías, y en sus imágenes y formación podemos ver analogías extraordinarias al unir el conocimiento científico a la intuición.
La comparación o analogía no será exacta ya que tenemos que tener en cuenta la magnitud y las distancias evolutivas de cada entidad. Sin embargo, todo el universo se rige por unas mismas leyes divinas.
La Sabiduría Antigua afirma que: “Igual es arriba que abajo e igual es abajo que arriba”.Todo en el Universo se desarrolla con una gran similitud.
Somos una pequeña parte de esta Vida que lo compenetra todo y en la observación del mundo que nos rodea podemos llegar a identificarnos con el resto de la creación. Lo de afuera está dentro y lo de dentro está fuera. Es así como podemos llegar a la comprensión de que las separaciones solo existen en las mentes del ser humano. La Vida es Una y nosotros formamos parte de ella.
En la observación de una galaxia, un sistema solar, un ser humano, un átomo de sustancia… En todo cuanto vive y evoluciona existe un núcleo central de energía, una intensa radiación que es la causa de su vida y manifestación y se expande abarcando todo hasta sus confines vivificando todas las vidas que constituyen sus cuerpos.
En general únicamente vemos lo externo, lo más material de la entidad de la cual somos una pequeña célula como es el caso de nuestro sistema solar. El Logos solar infunde Vida, Calor y Movimiento a todo su cuerpo desde el centro mismo de su corazón.
Cuando la Vida se retira la forma se disgrega.
La materia vuelve al depósito universal de energía y la Vida sigue su curso en otros niveles superiores de conciencia.
Los ciclos se suceden; actividad y descanso, extroversión e introversión. Al retirarse ya no existe radiación vivificadora, ni el magnetismo que mantenía los elementos de su cuerpo unidos funcionando como un solo organismo.
La Energía y la materia son dos extremos de una misma cuestión, la una manifestándose en lo más denso y la otra en lo más sutil, sin embargo se compenetran mutuamente.
Nada muere, todo está en proceso constante de transformación.
Esta radiación central, esta intensísima luz nos indica la presencia de la Vida. Podemosinterpretarlo dándole otros nombres y cada cual puede verlo desde su ángulo particular. Quizás algunos verán en esa luz la presencia del Dios supremo; otros la llamaran Energía, Logos, Espíritu o Vida. El nombre no importa, porqué en esencia es lo mismo.
Cualquier ser viviente lleva en si esta Luz y si somos buenos observadores la podemos descubrir. No porqué hayamos despertado la clarividencia superior, sino porqué al descubrir la propia luz en nuestro interior la reconoceremos en los demás.
Autor:Marta Parramon