Miércoles 12 de Junio de 2013
¿Cómo nace un paradigma?
Un grupo de científicos ubicó cinco monos en una jaula, en su centro pusieron una escalera y, sobre ella, colgaron racimos de bananas. Cuando un mono subía por la escalera para agarrar una fruta, los científicos hacían llover agua fría sobre los que quedaban en el suelo. Con la repetición de este hecho, los monos fueron dándose cuenta de la relación causa efecto que había entre la subida a la escalera y la lluvia. Cuando alguno subía, llovía. Es así que, para evitar la molesta agua fría, comenzaron a impedir la subida a cualquier mono que quisiera alcanzar una fruta.
Pasado algún tiempo, ya ningún mono subía la escalera, a pesar de la tentación que les generaban las bananas. Entonces, los científicos fueron mas allá sustituyendo uno de los monos. La primera cosa que hizo el recién llegado fue subir la escalera en busca de su alimento, siendo rápidamente reprimido por los otros. Después de algunas palizas, el nuevo integrante del grupo ya no subió más la escalera. Un segundo mono fue sustituido y le ocurrió lo mismo. El primer sustituto participó con entusiasmo de la paliza al novato. Uno a uno, los monos que habían conocido la lluvia fría fueron siendo sustuídos por otros que se adaptaban rápidamente a las reglas del entorno quedando un grupo de cinco monos que, aún cuando nunca recibieron un baño de agua fría, continuaban golpeando a aquel que intentase llegar a las bananas.
Si fuese posible preguntar a algunos de ellos por qué le pegaban a quien intentase subir la escalera, seguro la respuesta sería: “No se, las cosas siempre se han hecho así, aquí…”
¿Te suena conocido?
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Cuando hablamos de despertar, hablamos de instancias como éstas. No pierdas la oportunidad de preguntarte por qué estás haciendo las cosas de una manera, si a lo mejor las preferís de otra. Despertar es también decir “¿Por qué trabajo de esto que no me gusta, no puedo crear el trabajo que yo quiero?, ¿por qué tengo que seguir compartiendo la vida con gente con la que no me entiendo?, ¿por qué me alimento con cosas que me hacen sentir pesado?”. Éstas preguntas ni siquiera necesitan respuestas, porque el solo hecho de hacerlas, de cuestionarse sinceramente, ya es una respuesta al sentido de la vida.
“La premisa básica es que todos somos 100% responsables de todo lo que nos “pasa”. Todos creamos nuestras experiencias a través de los pensamientos y sentimientos, pero negamos nuestro poder culpando a otros por nuestras frustraciones. De hecho nuestra vida no es más que un reflejo de nuestro estado mental: si en nuestra mente hay paz, armonía, balance, entonces nuestras vidas pueden solamente ser armoniosas, pacíficas y balanceadas.” Louise L. Hay