Miércoles 24 de Julio de 2013
Al parecer se ha conseguido pesar el alma, los científicos no se ponen de acuerdo en la veracidad o no de esto, pero el dato es cuando menos curioso.
El alma, elemento espiritual e inmortal, es un principio o una entidad inmaterial e invisible, que poseen los seres vivos, las propiedades y las características que posee el alma, depende de las creencias filosóficas o religiosas.
El alma es algo parecido a una corriente de aire o una respiración… como imagináis… se supone.
La mayoría de religiones afirman, que el alma de las personas tiene la conciencia y perdura después de la muerte.
El alma a pesar de ser inmaterial e invisible, suponemos que pesa 21 gramos.
Alejandro González Iñárritu, basó en el peso del alma su película, “21 gramos”, en el año 2.003, nos cuenta que una persona cuando muere “adelgaza” 21 gramos, por ello se supone que cuando nuestra alma marcha con Dios, nuestro cuerpo pierde esos gramos.
En el año 1.901 el Dr. Douglas MacDougall, demostró que el peso del alma, es de 21 gramos, su teoría se fundamenta en pesar varias personas, minutos antes de morir y después de su fallecimiento, en todos los casos perdieron 21 gramos.
Algo un poco tétrico, mira que ocurrírsele pasar moribundos...
Para ello, el doctor MacDougall fabricó una cama especial, sensible a las variaciones de peso, en ella colocó a seis enfermos terminales, en un hogar de ancianos, observando el peso del paciente, antes, durante y después de su fallecimiento.
Las notas de MacDougall cuentan el siguiente resultado:
“El paciente fue perdiendo peso poco a poco a un ritmo de 28, 35 gramos por hora debido a la evaporación de la humedad a través de la respiración y la evaporación del sudor. Durante las tres horas y cuarenta minutos que duró el proceso mantuve el final del astil de la balanza un poco por encima del punto de equilibrio y cerca de la barra limitante superior para que la prueba fuera más concluyente en el caso de que se produjera la muerte. Transcurridas tres horas con cuarenta minutos, el paciente expiró y, de golpe y coincidiendo con la muerte, el final del astil bajó y golpeó de forma audible la barra limitante inferior y permaneció allí sin rebotar. La pérdida de peso se estableció en 21, 26 gramos”.
También experimentó lo mismo con 15 perros, pero los perros no perdían esos 21 gramos, con lo cual se supone, que confirma la teoría de algunos filósofos griegos que afirmaban que sólo los humanos tenemos alma, puesto que sólo los humanos tenemos capacidad de soñar.
Algunos científicos, afirman que esos 21 gramos, corresponden al aire que se exhala de los pulmones al morir o de la relajación de los esfínteres (musculo anular que abre o cierra, a forma de válvula, algún orificio del cuerpo).
Augustus P. Clarke, físico, afirmo que en el momento de la muerte, aumenta la temperatura corporal, puesto que los pulmones no enfrían la sangre, cosa que provocaría sudoración, sudoración que explicaría la perdida de los 21 gramos.
Una vez muertos… ¿las personas sudan?
Clarke también nos recordó que los perros no poseen glándulas sudoríparas, por lo cual ello explica que no sufran cambio de peso al morir.
Francis Crick, premio Nobel (1.962) afirmo en el año 2.005, que los 21 gramos se perdían por el motivo de que la actividad neuronal genera un campo eléctrico, el cual hace que el cuerpo pese mas, entonces al morir desaparece este campo eléctrico y por tanto se baja de peso.
Otros físicos aseguraban que para que una masa de 21 gramos se transforme en energía y salga del cuerpo, se ha de producir un haz de luz.
MacDougall en otro experimento, en el cual intentaba ver el alma con una máquina de rayos X, aseguro haber visto un halo de luz en 12 personas.
Si realmente tenemos alma, cuando esta nos abandona…
¿Dónde deber irse el alma al abandonarnos?
¿Sera una realidad la reencarnación?
¿Realmente, los 21 gramos es el peso del alma, o es otra cosa que se nos escapa?