Viernes 24 de May de 2013
La modelo habla de su pasión por el diseño de moda y posa para una espectacular producción de fotos.
Los viajes de Dolores Barreiro (37) son el puntapié inicial de las colecciones de Holi, la etiqueta que fundó hace tres años. Es que a pesar de que ya tiene cuatro hijos junto con su marido, Matías Camisani (42), no deja de recorrer el mundo. Recibió Año Nuevo rodeada de familia y amigos en Mendoza, ahora disfruta de unos días de playa en el hotel Conrad de Punta del Este y la semana que viene parte hacia Nueva York y México. "Estamos viendo si podemos sumar una parada en Guatemala, me encantaría conocer, me hablaron mucho de su cultura indígena", cuenta Dolores.
–¿Incorporás las tendencias de moda en tus colecciones?
–La verdad es que no. Hago lo que me gusta y me inspiro en los trajes típicos que conozco durante mis viajes. Reinterpreto no solo la cultura hindú, sino también la latinoamericana. De repente voy a Perú, vuelvo fascinada con las polleras de las cholas y las hago en seda.
–¿Qué otros pueblos te inspiran?
–Lo mexicano me vuelve loca, sus bordados, la paleta de color, todo ese trabajo artesanal. Hace dos años recorrimos con los chicos y Matías cinco mil kilómetros en auto por todo el país. Quedé fascinada con los pueblos de Chiapas, Oaxaca y Tulum.
–¿Cómo es viajar con cuatro chicos?
–Estamos muy acostumbrados, nos organizamos bárbaro. A Matías le encanta manejar, entonces siempre cargamos la camioneta y salimos a la ruta sin ningún problema. Tenemos un montón de viajes pendientes para hacer en familia, nos encantaría llevar a los chicos a hacer un buen safari por África y cuando sean más grandes ir todos juntos a la India.
–¿Te da miedo visitar destinos exóticos con tus chicos?
–No, para nada, a la India ya fui catorce veces, me enamoré de su cultura y de su gente desde el primer momento y es un lugar al que voy a volver siempre. Tiene mucho para ofrecer, sería una necedad quedarse con lo que te da miedo. Siempre se puede tener mala suerte y que te pase algo, pero ese riesgo está todo el tiempo, sobre todo en una ciudad como Buenos Aires, donde de repente te pueden pegar un tiro para sacarte doscientos pesos.
–¿Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo en Holi?
–El diseño, estoy en todos los detalles, elijo hasta el botón que le pongo a cada prenda. Y después creo que es un gran desafío aprender cada día cómo se maneja una empresa. Me ayudan mucho mis padres, es un placer que sea una compañía superfamiliar.
–¿Adónde te gustaría llegar con tu marca?
–Sueño con poder vender en toda Latinoamérica. Por ahora seguimos con el local de Rodríguez Peña y este año empezamos a vender al por mayor en Corrientes, Tucumán y Bahía Blanca. Fue un gran paso, vamos creciendo de a poco pero con mucha firmeza. Para nosotros fue un gran salto comenzar a producir más cantidad. Estoy feliz porque fuimos muy bien recibidos en el interior. Este 2013 será un año con muchos viajes, quiero poder visitar cada provincia para que todos conozcan bien lo que es Holi.