Miércoles 12 de Junio de 2013
Nacieron y crecieron entre rodeados de telas, cueros, diseñadores y aprendiendo a armar colecciones; lejos de aburrirse, se volvieron apasionados por el trabajo de sus padres; una prueba más de que "la sangre tira".
Rallys
Una familia de zapateros que arrancó en Grecia en 1890 y que siguió la tradición familiar a lo largo de todas las generaciones. Hoy de la mano de dos de sus hijos: Juan Pablo, en producto, y Christian en la parte de la comunicación, Rallys Pliauzer apunta a renovar la marca y no oculta su alegría por este nuevo desafío. "Mi padre me enseñó que a los hijos hay que dejarlos en libertad para elegir su camino, uno sueña que sigan el de uno pero no tiene que ser forzado. Los hijos nos prueban en la función docente y si uno ve que responden a las enseñanzas, la alegría interior es total", confiesa Rallys.
-¿Que aporta esta sangre nueva?
-El tema de la comunicación es fundamental, el cambio de lenguaje de las nuevas generaciones es demasiado rápido. Un hombre de 70 años como yo no puede expresar de la misma forma que lo que puede hacer un joven de 30. Hay que estar abierto a comprenderlo porque sino la marca se estanca. Christian es el que se encarga de llegar a esa gente a través del blog, Facebook, Twitter. Y Juan Pablo propone nuevos productos o aggiornar modelos que hasta ahora resultaron un éxito.
-¿Qué les aporta trabajar con su padre?
Juan Pablo: -Una gran pasión por el trabajo. Si bien hay desencuentros, son positivos, sirven para salir adelante y para crecer como marca.
Christian: -A mí me costó bastante al principio..., como la confianza es mayor, es lógico que el choque también lo sea, pero siempre buscamos la armonía. Es un desafío constante y apasionante a la vez.
47 Street
Gustavo y Viviana Kogan fundaron hace 25 años con esfuerzo esta firma que no solo cautivó a las teens, sino a sus tres hijos. Dos de ellos, Kevin, 25, y Michelle, 19, ya sumados a la tarea diaria
-¿Es el sueño de un padre trabajar con sus hijos?
- Ni hablar, tener la posibilidad de la continuidad familiar de la empresa que con tanta pasión creamos con mi esposa, es buenísimo. Si bien la relación laboral con los hijos es uno de los temas más difíciles porque ellos están acostumbrados a ser hijos y nosotros a ser padres, el balance es siempre positivo, este nuevo vínculo es un nuevo aprendizaje.
-¿Y cómo es relación laboral con papá?
Kevin: -Buena, nos escucha y nos da muestro espacio. En mi caso manejando todo lo que es ecomerce y redes sociales, algo que gana cada vez más espacio en la era de las 2.0.
Michelle: -En mi caso también y no sólo me escuchan mis padres sino también la gente que trabaja en producto. Estudio diseño, viajé a China para incursionar en el tema de los accesorios, me estoy formando. Eso hace que el equipo de trabajo me escuche y mi opinión sea tenida en cuenta.
Gustavo: -Al estar más cercanos a nuestro público, es muy valioso el aporte de ambos porque hablan un mismo lenguaje, un código para nosotros desconocido...eso enriquece la labor.
-¿Qué consejo en lo laboral fue el más importante?
Kevin: -El dar el ejemplo y trabajar más que nadie en la empresa. Ellos llegan de un viaje y a las dos horas están en la fábrica trabajando, y a veces nosotros queremos tomarnos el día, pero al verlos no nos queda otra que imitarlos.
Michelle: -Y la responsabilidad, ser concientes que no es un juego y que nuestra formación y lo que aprendimos de ellos tiene que servir para que la empresa siga creciendo.
Complot
Romina, hija de Roberto Levy, se sumó hace quince años a la empresa con una idea clara: convertirla en una marca que ofrezca tendencia, calidad y buen precio, y continuar posicionándose en el mercado local.
-¿Cómo fue tu acercamiento a la marca?
Romina: -A principio me quería ir, no podía parar de llorar, como todos te ven como la hija del dueño no podés hacerte de amigos. Es difícil el lugar que uno ocupa, sobre todo cuando uno es más chico e inseguro. Por eso estudié diseño, para estar formada y ser respetada en mis opiniones y propuestas.
-Un nuevo impulso para la marca...
Roberto: -Cuando se recibió se integró a la empresa con su empuje y con la experiencia de ser diseñadora. Se puso la camiseta de la empresa. Saber que estamos apoyados en una profesional y una profesional buena es fundamental. Y en 2001 propuso una colección que marcó el antes y el después de la firma. Me encantó el desafío, sabía que iba a resultar.
Romina: Fue estresante porque el cambio fue radical pero fue un éxito. Salimos de lo clásico e incorporamos tendencia y nuevas clientas.
-¿Qué es lo positivo y negativo de este trabajo en familia?
Roberto: -Negativo nada, porque somos departamentos estancos. Nunca me voy a meter con la parte de producto porque no entiendo nada. Tener trabajando un hijo a tu lado es un privilegio que no todos lo tienen. Los hijos te obligan a seguir y te inyectan de vida... apuntar a cosas nuevas nos gratifica.
Ricky Sarkany
Hijo de inmigrantes húngaros, cuarta generación de artesanos fabricantes de calzado, licenciado en Administración de Empresas, y con dos doctorados en su haber, Sarkany se convirtió en el zapatero de las estrellas. Mote que promete seguir vigente por muchos años más, de la mano de sus cuatros hijas que desde pequeñas demuestran pasión por la empresa.
"Todas son fanáticas de los zapatos y reconocen en las revistas los zapatos Sarkany con un ciento por ciento de efectividad. Sofía, a los 16 se sumó a uno de los viajes que hacemos para ver tendencias y ahora estudia arte, algo que tiene muchos puntos en común con lo que hacemos; a Violeta la sorprendí dibujando el logo y la firma de la caja de zapatos, Clarita hizo un catálogo de indumentaria... todas viven un poco todo eso. Algo que, parecido a lo que me sucedió a mí, cuando era chico e iba al taller donde mi padre hacía los zapatos, y yo jugaba con cuero, dibujaba zapatitos, es algo que se lleva en la sangre".
Arte y calzado tienen un punto en común...
Sofía: -Estoy convencida que lo que hace mi papá en el rubro indumentaria y calzado tiene que ver con el arte. Crear un concepto, transmitirlo... por eso me acerqué a trabajar con él. Cuando empecé a trabajar descubrí esa parte profesional que todo el mundo admira, algo que no me daba cuenta. Como en cualquier relación, hay conflicto, pero lo entendemos como una oportunidad para que las cosas mejoren.
Ricky: -Conflictos que hace que no nos estanquemos como marca. Que incorporemos nuevos códigos y nuevas clientas.
-¿Qué esperas de tus otras hijas?
Ricky: -Las más chicas están muy interesadas a trabajar en esto. Son expertas reconociendo calzados Sarkany en las fotos de los eventos que se publican en la revista, algo no muy sencillo porque no se ve ningún logo que lo identifique. Eso habla que un conocimiento extra, una mirada especialista en el tema. Lo ideal es que sean felices hagan lo que hagan, y si tienen que ver con seguir con la tradición familiar sería muy gratificante.