Jueves 9 de May de 2013
Muchas mujeres continúan con el hábito de fumar aún embarazadas, y ellas deberían incrementar más aún su consumo de vitamina C para prevenir los problemas pulmonares a los cuales los recién nacidos hijos de fumadoras están más expuestas.
Los médicos insisten en que nada es más saludable para el bebé que su madre deje de fumar antes de la gestación. Pero si no lo logra o no está dispuesta a hacerlo, un suplemento de vitamina C es una forma fácil y económica de reducir los efectos nocivos del tabaco sobre la salud del futuro bebé.
Un nuevo estudio que se ha dado a conocer recientemente en el encuentro anual de la Academia de Sociedades de Pediatría de Estados Unidos, halló que es posible reducir los efectos perjudiciales del tabaco en los bebés de madres fumadoras, particularmente con respecto a la salud respiratoria de los recién nacidos, que es una de las partes más afectadas por el tabaco materno. Buenas dosis de vitamina C producen un efecto benéfico de la función pulmonar del recién nacido y evita las sibilancias durante los primeros doce meses de vida.
Para esta investigación se llevó a cabo un seguimiento de más de 150 mujeres embarazadas en las veinte primeras semanas de gestación, algunas de las cuales habían dejado el tabaco durante el embarazo, compradas con un grupo de no fumadoras. Algunas recibieron de manera aleatoria y sin saberlo, vitamina C, mientras que otras tomaron un placebo.
Se realizaron evaluaciones respiratorias tras 48 horas del nacimiento, que incluyeron factores como si el bebé respiraba dentro y fuera, cómo tenía los pulmones y con qué facilidad se movían.
Así se encontró que los bebés de madres fumadoras y que durante el embarazo tomaron vitamina C tuvieron mucho mejores resultados que aquellos cuyas madres no recibieron la vitamina. Los buenos resultados se extendieron durante el primer año de vida.
Cabe decir también que el 13% de los niños de madres fumadoras, pero que habían tomado vitamina C durante el embarazo, necesitaron tomar medicación para el tratamiento de las sibilancias, frente al 22% de los niños de madres fumadoras que tomaron placebo. Para aquellas madres no fumadoras, la cifra alcanzó el 10%.