Martes 21 de May de 2013

Cómo cuidar nuestros riñones para una mejor calidad de vida

Hay que recordar la importancia del cuidado preventivo de éstos órganos vitales. Hábitos saludables del día a día para disminuir los riesgos de contraer enfermedades renales.

 

Bajo el lema “Riñones para la vida: detenga la agresión a sus riñones” este año se alerta sobre el aumento global del daño renal agudo.

En la Argentina, los niños son uno de los grupos particularmente vulnerables, en especial por la incidencia del síndrome urémico hemolítico, que afecta sobre todo a niños entre 6 meses y 5 años y que en nuestro país ocurren más de 300 casos por año.

También pueden predisponer al fallo renal agudo, la diabetes, la hipertensión arterial, una lesión vascular, la insuficiencia cardíaca, cualquier obstrucción de la vía urinaria –especialmente la que puede ocurrir en el varón a causa de la hiperplasia de la próstata–, y los estados de desnutrición y de deshidratación. Y hay, además, una importante proporción de casos que surgen dentro de la comunidad hospitalaria, principalmente en las áreas de cuidados críticos (terapia intensiva y unidad coronaria), como complicación de otras enfermedades o cuando son sometidos a reiteradas operaciones o estudios diagnósticos con el uso de sustancias de contraste intravenoso.

Es sabido que cada órgano cumple con una función vital y, en conjunto, cumplen con el cometido de permitir al ser humano crecer, desarrollarse y realizar todo tipo de actividades. En tal sentido, los riñones son considerados órganos vitales ya que tienen la función de filtrar la sangre, producir la orina y eliminar las sustancias tóxicas que el cuerpo produce a través de ella. Además, participan en el control de la presión arterial, normalizan el volumen del líquido corporal al retener o eliminar el agua, regulan la formación de glóbulos rojos e intervienen en el metabolismo óseo mineral mediante la formación de vitamina D.

La prevención forma parte importante de los cuidados que cada individuo debe tener para mejorar su calidad de vida. El primer paso de la prevención es el conocimiento, para entender la importancia del cuidado de los riñones y su incidencia en el normal funcionamiento de nuestro cuerpo lo que permitirá desarrollar, día a día, hábitos más saludables que ayuden a disminuir los riesgos de contraer enfermedades renales.

Este tipo de patologías pueden presentarse de forma silenciosa y aparecer a cualquier edad, de hecho se estima que más de 3 millones de personas en nuestro país las sufren y la mayoría lo desconoce”, destacó la doctora Cristina Vallvé (MN 66876), médica nefróloga y presidente de la Sociedad Argentina de Nefrología (SAN).

Y aconsejó: “Mantener una dieta equilibrada y saludable con una ingesta de proteínas en cantidad moderada y un consumo diario de sodio que no supere los 6 gramos”, cifra que actualmente en  la Argentina se duplica, ya que s consumen en promedio 12 gramos de sal por día).

Asimismo, las personas que forman parte de los grupos de riesgo, es decir, quienes padecen diabetes y/o hipertensión, deben controlar periódicamente la evolución de la función renal.

Las principales causas que pueden originar una insuficiencia renal aguda son: cuadros de deshidratación (diarrea, vómitos, fiebre, diuréticos), consumo de antiinflamatorios no esteroides (AINES), enfermedades infecciosas (dengue, fiebre amarilla, malaria, leptospirosis), Síndrome Urémico Hemolítico (SUH – más frecuente en niños), abortos sépticos, sépsis (respuesta inflamatoria sistémica ante una infección grave), sustancias de contacto intravenoso en estudios de diagnóstico y síndrome de aplastamientos (como los que se producen en terremotos).

 

Los ocho consejos de la Fundación Mundial del Riñón (WKF) para cuidar los riñones

1- Mantenerse en línea y activo. Caminar, correr o andar en bicicleta ayuda a mantener controlada la presión arterial, con lo cual disminuye el riesgo de progresión de la enfermedad renal crónica.

2- Mantener bajo control los niveles de glucosa en la sangre. Alrededor de la mitad de las personas con diabetes desarrollan algún grado de daño renal a causa de ella, por lo que es importante que, además de mantener a raya los niveles de glucosa en la sangre, se realicen regularmente los análisis de creatinina y proteinuria, que son los marcadores clínicos de la función renal. Esto puede ayudar al control de ambas condiciones crónicas.

3- Controlar regularmente la presión arterial. Muchos controlan su presión por temor a un ACV o a un infarto de miocardio, pero tal vez ignoran que la hipertensión arterial es el principal factor de riesgo para la enfermedad renal crónica. Los valores normales de presión sistólica y diastólica se hallan en 120 y 80 milímetros de mercurio respectivamente. Si los valores se remontan a 140/90, se incrementa el riesgo de daño renal, especialmente cuando a esos valores de presión se agregan altos niveles de glucosa o de colesterol, o una enfermedad cardiovascular.

4- Comer saludablemente y mantenerse en peso. Esto ayuda a controlar tanto la hipertensión, como la diabetes y otras condiciones ligadas a la salud renal. Bajar el consumo de sal: no más de una cucharadita pequeña de café (equivalente a 2 a 3 gramos de sal) por día , tratando a la vez de consumir menos comidas preprocesadas, incluyendo quesos,, embutidos y panificados, en las que el consumo de sal no se puede regular.

5- Hidratarse con agua. No existe un único acuerdo en cuanto a la cantidad exacta de agua que es necesario consumir diariamente, y además esta depende de la edad, el género, el volumen corporal, el clima y otros factores; pero en líneas generales se calcula que entre un litro y medio y dos litros por día es una cantidad apropiada. Esto colabora con la función depuradora de los riñones, que eliminan los excesos de sales, urea y toxinas. A las personas con antecedentes de litiasis (cálculos renales) se les recomienda incluso beber entre 2 y 3 litros diarios.

6- No fumar. Fumar disminuye el flujo de sangre hacia los riñones, lo cual de por sí dificulta la función de estos; y además, incrementa un 50% el riesgo de cáncer renal.

7- No tomar medicamentos sin consulta previa. Atención con la sobremedicación: se sabe que muchos antiinflamatorios no esteroides (como el conocido ibuprofeno, diclofenac y aspirina) pueden afectar a los riñones cuando son consumidos muy asiduamente.  Si sólo se toman estas drogas esporádicamente, por períodos acotados o en casos de necesidad, todo está en orden; pero las personas que sufren de dolor crónico por problemas óseos o articulares, por ejemplo, conviene que consulten a su médico para evaluar otras alternativas.

8- Controlar periódicamente la función renal ante factores de riesgo. Las personas con hipertensión arterial, diabetes, obesidad, con enfermedad cardiovascular, con antecedentes en su familia de enfermedad renal crónica, o que hayan superado los 65 años deben controlar periódicamente sus valores de creatinina y proteinuria.


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