Martes 18 de Junio de 2013
Un estudio realizado por científicos franceses establece que tomar alrededor de 5 latitas de gaseosas dietéticas aumenta en un 130% el riesgo de contraer la enfermedad.
Según los resultados que arrojó una investigación realizada por especialistas franceses, por primera vez, se asocia el consumo regular de bebidas light con el riesgo de contraer diabetes Tipo 2, la llamada diabetes azucarada.
Esta polémica información fue publicada en la edición de febrero de la revista American Journal of Clinical Nutrition, donde fueron detallados los resultados de un estudio epidemiológico que pudo establecer dicho vínculo.
El estudio se llevó a cabo a través de un seguimiento, durante 14 años, de un grupo de 66.118 mujeres. Sólo tuvieron en cuenta los casos de diabetes aparecidos durante el seguimiento, entre 1993 y 2007.
Los resultados asocian un consumo promedio de bebidas con edulcorante superior a 1,5 litro por semana, equivalentes a alrededor de cinco latitas, con un riesgo aumentado de un 130% de contraer diabetes Tipo 2, a diferencia de aquellas personas que no las consumen.
Este riesgo sube nada más que un 50% para el caso de un nivel de consumo equivalente de bebidas con azúcar mientras que el consumo de frutas exprimidas no fue vinculado con ningún riesgo mayor de diabetes.
Los autores de dicho estudio intentaron separar los otros factores que pueden influir en la aparición de este tipo de diabetes como la edad, el tabaquismo, el régimen alimentario, etc. A falta de un mecanismo consensuado capaz de explicar la conexión estadística, los investigadores no pretenden demostrar con estos resultados una relación de causalidad estricta entre el consumo de edulcorantes y el aumento de riesgo de diabetes.
“No hicimos más que constatar una conexión estadística en una población grande. Un mecanismo posible es que el cerebro, engañado por el gusto azucarado de los edulcorantes, ponga en marcha la secreción de insulina, que hace bajar las tasas de glucemia, equivocadamente, porque no hubo aporte de azúcares. Esta baja artificial podría favorecer la toma posterior de azúcares para compensar. Pero esto es nada más que una hipótesis”, explicó uno de los autores de la investigación.