Jueves 6 de Febrero de 2014
Foro Ambiental General Viamonte
“Muchos años hace que venimos luchando desde el Foro Ambiental para generar conciencia, informar, y advertir de los riesgos al que estamos expuestos por la contaminación que nos llega a través de agroquímicos, silos en planta urbana, alimentos transgénicos, agua, aire, etc.
Voces autorizadas nos acompañaron y acompañan en el trayecto, afirmando con sus investigaciones irrefutables de que la situación ambiental es grave y, además de necesario, es urgente la toma de decisiones para revertirla.
Jorge Rulli, Javier Souza, Marie Monique Robin, Andrés Carrasco, Antonio Elio Brailowsky, Claudio Lowy, Soledad Barruti, entre otras personalidades con las cuales hemos compartido encuentros, han marcado un hito en la historia ambiental de nuestro pueblo y, además, han demostrado que es posible salir de este modelo agro exportador de monocultivos transgénicos que a ojos vista, no solo está devastando los delicados equilibrios eco sistémicos, sino, esta impactando severamente sobre la salud de la población, sobre todo, la más vulnerable: los niños.
Se nos preguntara por qué hacemos hincapié en un factor determinado como lo es el modelo agroindustrial dependiente de agroquímicos, y la respuesta es una obviedad:
Si bien toda actividad humana generalmente es más o menos contaminante, no puede soslayarse que la agroindustrial es una de las mayores. Es la que expulsa poblaciones campesinas, la que desmonta millones de hectáreas de bosques, llevándose con ellas incalculables cantidades de vidas, sumamente necesarias para mantener el equilibrio ambiental.
Es la que erosiona los suelos, la de mayor dependencia de combustibles fósiles en todos sus procesos, con lo cual, la emisión de gas efecto invernadero a la atmósfera tiene en ella una de sus principales causas.
Las cada vez mayor cantidades de agroquímicos derramados sobre vastísimas zonas que llegan hasta el borde mismo de las ciudades, deteriora la calidad del agua, el aire y fundamentalmente baja la calidad de vida de los pueblos.
Los pocos alimentos que la agroindustria provee, son de mala calidad, con pocos nutrientes y con restos de pesticidas y herbicidas.
La agroindustria no genera mayores puestos de trabajo, más bien ha desolado los campos, donde ya nadie puede ignorar el intenso cambio en su geografía, que nos muestra la soledad casi absoluta de esos lugares donde no hace mucho, había familias, animales (vacas, cerdos, ovejas, apicultura, frutales, etc.) y que hoy no se ve más que monocultivos. Hasta los perros y gatos han tenido que amontonarse en los poblados.
Lugares como banquinas y los terraplenes de las vías ferroviarias han sido avasallados por la siembra de soja, cuando esos lugares fueron diseñados con un criterio de preservación de micro vidas, de polinizadores, millares de diminutos seres que prestan un invalorable servicio a la vida en su conjunto.
La ausencia de políticas que amparen al pequeño y mediano productor de alimentos sanos y variados, aquellos labradores sabios que generaban productos frescos y agroecológicos, que vivían y conocían el manejo verdaderamente sustentables de los suelos, es otra de las causas que provoco la agroindustria; que además de ninguna manera vino a solucionar los problemas del hambre, si no que lo ha incrementado.
Claro está que genera incalculables riquezas en pocas manos, principalmente la de las corporaciones granarias, que han decidido monocultivar cada vez mayores extensiones de tierra para destino de forrajes y agro combustibles.
En un mundo en el cual la devastación de sus recursos nos ha llevado a cambios climatológicos abruptos y ya casi cotidianos, en el cual el incremento de millares de vidas destinadas a ser eternamente refugiados ambientales, debe movernos a la toma de conciencia de que algo debemos hacer para que revertir, y paliar al menos, las consecuencias.
Cambios de actitudes, desde cada uno, multiplicados, conllevaría cambios necesarios y posibles en nuestros entornos: ser menos consumistas, generar parte de nuestros alimentos, promover la agro ecología, la producción de alimentos sanos y variados de cercanía (producción local) son las pequeñas y grandes cosas que nos debemos y a las que es necesario retornar”.
En este mural ubicado en la diagonal Arzuaga casi Manuela Molina, en la Ciudad de Los Toldos, partido de General Viamonte, Bs. As., buscamos reflejar la idea de la lucha y plasmarla en un lugar donde todos podamos verla.
Junto a niños que se acercaron interesados en sumarse a la pintada y adultos intrigados por la temática, comenzamos a reflejar las dos caras de las ciudades que se encuentran en las zonas agrícolas.
Por un lado una ciudad que mediante el cuidado de su ambiente y bienes comunes logra una producción sana y constante sin alterar, destruir y corromper su territorio. Lleno de colores, vida y alegría.
Pero esta ciudad se ve amenazada por un modelo que se viene impulsando a nivel mundial, el modelo de agrotóxicos, fumigaciones, alimentos transgénicos, fertilizantes no tan biodegradables, etc.
Este peligro, se ve representado por un avión fumigadora. Que con su vuelo bajo pasa sobre ríos, rutas, zonas urbanas y rurales fumigándolo todo, afectando así a todos los seres vivos que allí viven.
Esta ciudad pobre, enferma, sin colores ni brillo, oculta bajo la nube tóxica producida por dicha avión demuestra las afecciones directas que todos sufren al vivir bajo este modelo.
Finalmente colocamos frases contundentes y de lectura rápida sobre la cruel realidad bajo la cual vivimos.
"LA SOJA o LA VIDA,
LOS AGROTÓXICOS MATAN.
¡Paren de Fumigarnos!